La inversión en infraestructuras permite a los inversores formar parte simultáneamente de varias de las principales megatendencias de nuestro tiempo. Como detalla Charles Hamieh, el gestor de todas las estrategias de infraestructuras globales de ClearBridge Investments, parte de Franklin Templeton, invertir eninfraestructuras ofrece acceso al desarrollo de la IA y la electrificación de los centros de datos – que califica como “el mayor nuevo motor de la demandaenergética global”-, así como aprovechar las tendencias dedescarbonización, transición energética, mayores incentivos fiscales, colaboración público-privada y la ya consolidada tendencia de reshoring y ajuste de las cadenasde suministro. Según Hamieh, estas megatendencias en conjunto crean “una potente trayectoria de crecimiento de varias décadas para las infraestructuras cotizadas”. Todo ello, además, con el sector ofreciendo un buen punto de entrada, dado que el experto afirma que “las valoraciones se mantienen atractivas en relación con los fundamentales”. Concretamente, apunta que, a pesar del fuerte crecimiento enbeneficios, el sector sigue cotizando por debajo de su valor intrínseco “ysus múltiplos siguen comprimidos en comparación con el histórico de cotizaciones y las valoraciones del mercado privado”.
¿Cómo de favorable para las infraestructuras es el entorno macroeconómico actual, con tipos de interés más bajos que hace un año?
A corto plazo, los tipos de interés más bajos son, en general, favorables. Las infraestructuras requieren mucho capital y tienen una larga duración, por lo que los menores costes de financiación reducen el coste medio ponderado del capital (WACC por sus siglas en inglés) y también los gastos financieros, lo que permite a las empresas acelerar nuevos proyectos y mejorar los flujos de caja.
Sin embargo, a largo plazo, el impacto es más neutro, ya que, en los servicios públicos de infraestructura regulados y contratados, el coste del capital se repercute a los usuarios finales a través de los rendimientos permitidos. Los reguladores reajustan periódicamente el WACC que pueden obtener las empresas de servicios públicos, alineándolo con los niveles de tipos de interés vigentes. Cuando los tipos bajan, los rendimientos permitidos se revisan gradualmente a la baja; cuando los tipos suben, se reajustan al alza. Este mecanismo estabiliza los rendimientos reales y garantiza que los cambios en la valoración reflejen principalmente efectos temporales y no cambios estructurales en la rentabilidad.
En esencia, aunque los tipos más bajos pueden mejorar temporalmente los diferenciales de financiación y la confianza, la economía a largo plazo se rige por marcos regulatorios que ajustan los rendimientos permitidos a los costes de capital, lo que mantiene el resultado en gran medida neutral a lo largo de un ciclo completo.
¿Qué influencia puede tener la One Big Beautiful Bill sobre sus fondos de infraestructuras?
Aunque más limitada que la Ley de Reducción de la Inflación, lo que le falta a la OBBB en escala lo compensa con estabilidad. Es un marco político manejable. Entre sus principales ventajas se incluyen:
- Ventana de desarrollo anticipada (proyectos que comienzan en 2026 y finalizan en 2030) que garantiza beneficios fiscales.
- Cadenas de suministro resilientes, que favorecen a las empresas ya diversificadas o deslocalizadas.
- Gran visibilidad para las empresas de servicios públicos reguladas, como NextEra Energy, que pueden aprovechar las disposiciones de puerto seguro para mantener el crecimiento.
En general, la OBBB apoya un entorno político estable y propicio para la inversión para las empresas de servicios públicos y los desarrolladores de energía limpia de Estados Unidos.
Su estrategia sobrepondera actualmente las utilities, particularmente las europeas. ¿A qué se debe esta posición?
La infraestructura eléctrica se encuentra en la intersección de tres poderosas tendencias seculares que harán que sus bases de activos crezcan a un ritmo más rápido:
- Crecimiento de la inteligencia artificial y los centros de datos: impulsan una demanda exponencial de electricidad, y se espera que las necesidades energéticas de los centros de datos globales crezcan entre un 20 % y un 25 % de media anual hasta 2030.
- Descarbonización y electrificación: aceleran la integración de las energías renovables y la modernización de la red.
- Apoyo político: incentivos gubernamentales como la ley estadounidense One Big Beautiful Bill y los estímulos fiscales europeos.
Las empresas eléctricas capturan un crecimiento a largo plazo, respaldado por las políticas, en energía, redes y activos de energía limpia. Nos decantamos por las empresas eléctricas europeas porque ofrecen una combinación de vientos favorables fiscales (el fondo de infraestructura de 500 000 millones de euros de Alemania y los objetivos de transición energética de la UE); mejoras normativas, porque los reguladores europeos están aumentando los rendimientos (por ejemplo, en Alemania, la rentabilidad sobre el capital propio ha pasado de alrededor del 5 % a entre el 7,5 % y el 8 %); e inversiones en seguridad energética y defensa, ya que el objetivo impulsado por la OTAN de destinar el 5 % del PIB a infraestructuras relacionadas con la defensa está impulsando proyectos de energía y transporte en toda Europa.
E.ON SE es un ejemplo perfecto: se beneficiará de la aceleración de las inversiones en la red, un entorno regulatorio favorable y un crecimiento sostenido de la demanda.
Al seleccionar una compañía para la cartera, ¿exigen un crecimiento mínimo del dividendo por acción?
No nos fijamos un objetivo mínimo de crecimiento del dividendo por acción. Sin embargo, damos preferencia a las empresas que demuestran un crecimiento sostenido de su base de activos y su flujo de caja, lo que normalmente se traduce en un fuerte crecimiento de los dividendos, muy por encima de la inflación.
Históricamente, las empresas de servicios públicos de alta calidad han aumentado sus beneficios y dividendos entre un 4 % y un 5 % anual, pero el entorno actual permite un crecimiento del 8 % al 10 %, con previsiones de hasta un 15 % anual para principios de la década de 2030.
¿Aplican criterios ESG en la selección de valores?
Sí. La integración de criterios ESG es una parte inherente de nuestro proceso. Siempre que es posible, las oportunidades y los riesgos de los criterios ESG se reflejan en los flujos de caja. Cuando no es así, ajustamos la rentabilidad exigida. Esta integración garantiza que las consideraciones de sostenibilidad se incorporen tanto en la evaluación de riesgos como en la valoración.
El énfasis en la descarbonización, la resiliencia de la red y la transición hacia las energías limpias se ajusta directamente a los principios ESG. El posicionamiento del fondo en torno a las energías renovables, la electrificación y la energía nuclear (como fuente de carga base libre de carbono) muestra un enfoque ESG pragmático, que combina la responsabilidad medioambiental con un suministro energético fiable y seguro.
¿A qué retos se enfrenta actualmente el sector de las infraestructuras?
El sector de las infraestructuras se enfrenta a un entorno más complejo, incluso en medio de una fuerte demanda estructural. Los gobiernos están redefiniendo sus prioridades, desde las subvenciones a las energías limpias en el marco de la OBBB hasta los marcos fiscales y energéticos europeos. Los cambios políticos pueden alterar las previsiones de rentabilidad, los plazos de concesión de permisos o los requisitos para acceder a las subvenciones. Las empresas con solidez financiera, credibilidad normativa y capacidad de ejecución están en mejor posición para afrontar el cambio de política sin perturbaciones significativas.
En segundo lugar, los cuellos de botella están poniendo a prueba la capacidad de las empresas para adquirir equipos que cumplan con la normativa y entregar los proyectos a tiempo. Los operadores consolidados con escala y cadenas de suministro diversificadas tienen una clara ventaja.
También está la cuestión del equilibrio normativo y la asequibilidad, ya que los reguladores deben equilibrar la asequibilidad, la fiabilidad y la descarbonización. Los reguladores se debaten entre cómo priorizar el suministro eléctrico entre los hogares, las empresas y la industria cuando la generación se está reduciendo y el suministro renovable puede ser intermitente. El aumento de la demanda de los centros de datos de IA y la relocalización industrial están reduciendo la capacidad de la red, mientras que la intermitencia de las energías renovables puede provocar volatilidad en los precios. Garantizar una inversión suficiente sin sobrecargar a los consumidores es ahora un reto regulatorio fundamental a nivel mundial.
Finalmente, está la ejecución del mercado e inflación de los costes, ya que la escasez de mano de obra, los retrasos en la construcción y el aumento de los costes de los insumos siguen ejerciendo presión sobre la ejecución de algunos proyectos.