La inversión en inteligencia artificial (IA) por parte de Estados Unidos está enmascarando los efectos negativos de los aranceles sobre las importaciones y el comercio internacional. Un documento de Oxford Economics identifica tres factores clave para entender esta dinámica: el rezago en el impacto de los aranceles sobre los precios finales, el fenómeno del “frontloading” (adelanto de pedidos), y el impulso puntual que genera la demanda de productos tecnológicos vinculados a la IA.
El auge de la inversión estadounidense en IA ha generado un contrapeso a los problemas que ha generado la incertidumbre en el comercio. El informe señala que cerca del 60% del gasto en centros de datos está dedicado a equipamiento informático, gran parte del cual proviene de importaciones de Asia. Esto ha generado un boom puntual en las importaciones de computadoras y semiconductores.
Aunque este impulso ha amortiguado la caída del comercio agregado, no alcanza para revertir la tendencia general a la baja una vez se excluye el componente tecnológico. De hecho, si se excluyen los bienes informáticos y semiconductores, las importaciones estadounidenses han caído aproximadamente un 14,1% desde enero, frente a una caída total del 11,2%. Esto demuestra que el efecto del auge tecnológico es parcialmente distorsionador y no altera el panorama general de debilidad.
Desde la perspectiva de los países exportadores altamente especializados en tecnología —como Taiwán— o aquellos que han intensificado su exposición a componentes tecnológicos —como México o ciertos países asiáticos—, el efecto ha sido más favorable. En varias de estas economías, el crecimiento de exportaciones ha estado impulsado casi exclusivamente por bienes tecnológicos. En el caso de Taiwán, casi todo el crecimiento reciente en exportaciones responde al segmento de semiconductores y computadoras. En otros casos, economías de Asia o México han capturado parte del repliegue de China entre compradores estadounidenses, actuando como proveedores alternativos de productos tecnológicos.
El informe proyecta que, si bien el boom de la IA continuará sosteniendo cierto dinamismo en las importaciones de EE.UU. en los próximos trimestres, las tasas recientes de crecimiento no serán sostenibles a largo plazo. Muchos centros de datos pueden tardar hasta 18 meses en completarse, de modo que la demanda de equipo tecnológico tendrá una línea de tiempo prolongada, lo que sugiere que las importaciones de computadoras pueden mantenerse al alza incluso si la actividad general se modera. No obstante, esa demanda será insuficiente para impedir que el comercio global de bienes siga una senda de contracción hacia finales de 2025 y comienzos de 2026.
En su escenario central, Oxford Economics anticipa que el comercio mundial de bienes experimentará una caída en el volumen en el cuarto trimestre de 2025 y en el primer trimestre de 2026, seguida de una recuperación moderada durante el resto del año 2026. No se espera una crisis severa ni un colapso, pero sí un debilitamiento notorio frente a las tasas de crecimiento predominantes hasta ahora. Adicionalmente, la divergencia entre sectores será más marcada: aquellos ligados a la tecnología podrían mostrar fortaleza puntual, mientras los sectores “tradicionales” enfrentarán presiones más pronunciadas.
En cuanto a los riesgos, el informe subraya varios puntos: primero, que los nuevos aranceles sectoriales aún podrían materializarse, afectando segmentos clave como semiconductores. Segundo, que una mayor intensificación de la tensión entre EE.UU. y China o entre EE.UU. y otros socios comerciales podría exacerbar la caída del comercio. Tercero, que el ciclo de inversión en IA podría perder ímpetu antes de lo anticipado si las condiciones financieras o económicas globales se deterioran. Cuarto, que los efectos de arrastre de los aranceles sobre los precios al consumidor podrían intensificarse, reduciendo aún más la demanda importadora.
El informe pinta un panorama en el que el auge de la IA está otorgando una especie de “velo temporal” frente al impacto de los aranceles en el comercio mundial. Pero ese efecto tiene límites y es probable que en los próximos trimestres el debilitamiento del comercio se intensifique, antes de que llegue una recuperación. El documento sirve como advertencia de que las estadísticas recientes pueden ser engañosas y que detrás del impulso tecnológico subyace una debilidad estructural más amplia.




Por Carlos Ruiz de Antequera