La semana de la educación financiera trae aparejados actos y actividades de educación financiera, pero también reflexiones sobre los conocimientos económicos de la población y las propuestas de los expertos para mejorarlos de cara a una toma de decisiones financieras de forma consciente e informada.
En este contexto, el equipo de Mapfre, Gestión Patrimonial, admite que sí ha notado cambios desde la primera edición del Día de la Educación Financiera, hace ya once años, ya que “ha pasado de ser un tema reservado para especialistas a convertirse en una prioridad que afecta a todos los ciudadanos”, de tal manera, que “existe una mayor conciencia sobre la importancia de gestionar correctamente las finanzas personales, planificar el futuro y entender conceptos como el ahorro y la inversión”.
De esta forma, el día de la educación financiera “juega un papel relevante” en este avance, ya que “no solo visibiliza estas cuestiones, sino que fomenta el diálogo entre instituciones, empresas y ciudadanos”, además de ser “una oportunidad para reflexionar sobre lo que hemos conseguido y sobre lo que aún queda por hacer”.
Ramiro Iglesias, CEO y cofundador de Crescenta, opina que en esta última década, «la formación financiera ha pasado de ser un tema aislado a convertirse en una preocupación compartida por cada vez más ciudadanos e instituciones”. También, que celebrar este día tiene un doble valor: acerca a los ciudadanos a un tema que a menudo intimida y les invita a reflexionar sobre su relación con el dinero y el ahorro; y por otro lado, reconoce la labor de las instituciones y actores del sector financiero que dedican esfuerzos a mejorar las competencias financieras de la sociedad.
Es más, Harald Ortner, director general de OVB España, cree que el cambio de mentalidad ya se empieza a notar, puesto que hace veinte años, el enfoque financiero era cortoplacista. “Hoy, cada vez más familias entienden que es necesario contar con una estrategia a medio y largo plazo”, añade. El reto, según el experto, es pasar del desconocimiento a la acción, es decir, “dejar de improvisar con el dinero para establecer objetivos claros, tomar decisiones informadas y revisar periódicamente el rumbo”.
Sin embargo, Iglesias también cree que hay que ser críticos y admitir que se corre el riesgo de que todas las iniciativas se concentren en un día/semana y pierdan fuerza el resto del año. “El Día de la Educación Financiera también debe verse como un día que motive a instituciones y actores del sector financiero a iniciar proyectos de largo plazo”, asegura.
Esa oportunidad de introspección y autocrítica cristaliza en las medidas adicionales que podrían tomarse en el futuro. La propia vicepresidenta de la CNMV, Paloma Marín, aseguró en el acto central del Día de la Educación financiera que el organismo, en los próximos cuatro años, va a modificar el Plan de Educación Financiera para poner el foco en los distintos segmentos de la población.
Margen de mejora
En Mapfre Gestión creen que las iniciativas actuales representan un paso en la dirección correcta, pero también puntualizan que hay “mucho” margen de mejora. Ven “imprescindible” integrar la educación financiera en los planes educativos desde edades tempranas. Además, empresas e instituciones “tenemos un papel clave en acercar este conocimiento a los ciudadanos de forma comprensible y práctica, eliminando barreras como el lenguaje excesivamente técnico que puede dificultar su comprensión”.
En este sentido, Iglesias también es consciente del papel de las entidades, en tanto que es su “responsabilidad, como actores del sector financiero, asumir parte de esta labor”. Es más, menciona que se trataría de una responsabilidad social “que prevalece sobre cualquier objetivo comercial” para cerrar la brecha entre los inversores formados, “que son pocos”, y aquellos que no tienen los conocimientos suficientes para gestionar sus ingresos de manera activa. No en vano, “una sociedad sin formación financiera es una sociedad más pobre”. Ortner tiene una opinión en esta línea, ya que cree que la educación financiera “es la llave que nos abre las puertas a la estabilidad y la tranquilidad” y añade que no hace falta tener una gran cantidad de dinero para empezar a planificar; que lo importante “es empezar con lo que se tiene y dejar que el hábito haga el resto”.
Incluso, Ortner observa otro tipo de consecuencias derivadas de la falta de educación financiera, ya que “no solo repercute en las decisiones individuales, sino también en la economía en general”. En este punto cita como ejemplo que la ausencia de planificación financiera puede llevar a problemas de endeudamiento o a la subutilización de recursos como los fondos de pensiones.
Programas continuos
Y muchas firmas llevan a cabo este tipo de programas para mejorar la educación financiera a lo largo de todo el año. En Mapfre Gestión Patrimonial recogen su compromiso con la educación financiera y la cultura aseguradora en su Plan de Sostenibilidad 2024-2026, además de desarrollar contenidos accesibles para todos los públicos, artículos, vídeos y pódcast y talleres que explican conceptos básicos sobre ahorro, inversión, seguros y planificación financiera.
Iglesias admite que cuando se fundó Crescenta tenían claro que la educación financiera debía ser un pilar muy importante, por lo que decidieron lanzar una plataforma educativa sobre mercados privados, Aprende y Crece, que ya estaba activa casi un año antes de comercializar sus primeros fondos de private equity.
Términos básicos
Por su parte, Xóchitl González, CMO de Oney España, admite que en la firma quieren acercar el lenguaje de las finanzas a los jóvenes de forma clara y sencilla. “Nuestro propósito es que aprendan a informarse, planificar y decidir con criterio, para que puedan tomar el control de su futuro económico con confianza y autonomía”. Así, ofrece un decálogo financiero para la Generación Z para proteger su economía y que está relacionado con el lema del Día de la Educación Financiera de este año: Infórmate. Decide. Planifica.
1.- Infórmate: La primera etapa pasa por entender cómo funciona el dinero y qué implican las decisiones económicas más comunes. Para la Generación Z, que ha crecido en un entorno digital con acceso inmediato al consumo y a la información, es fácil caer en la trampa de “usar sin comprender”. Por ello, es importante conocer términos como score crediticio, amortización, morosidad o tipo de interés variable.
2.- Planifica: Una vez adquiridos los conceptos básicos, el siguiente paso es organizarse y establecer hábitos financieros saludables. No basta con conocer cómo funciona el dinero, la clave está en poner orden y crear rutinas que permitan alcanzar objetivos a medio y largo plazo. En este punto González ve conveniente aprender el significado de los siguientes conceptos: presupuesto, ahorro automático y fondo de emergencia.
3.- Decide: La última etapa consiste en transformar el conocimiento y la planificación en acción, tomando decisiones responsables y conscientes que marcarán la diferencia a largo plazo. Decidir con criterio implica valorar las opciones disponibles antes de gastar, endeudarse o invertir, así como pensar en las consecuencias de cada movimiento y no dejarse llevar únicamente por la inmediatez. Aquí es importante saber qué es la inversión, el consumo responsable y el endeudamiento responsable.