En algunos países, como Estados Unidos, cuentan con gran popularidad los planes de pensiones definidos. Estos planes prometen una pensión mensual específica al jubilarse. El plan puede indicar esta prestación como un importe exacto en dólares, como 3.000 dólares al mes al jubilarse. O, más comúnmente, puede calcular la prestación mediante una fórmula que considera factores como el salario y la antigüedad; por ejemplo, el 1,5 % del salario promedio de los últimos cinco años de trabajo, por cada año de antigüedad en la empresa.
Sin embargo, es de gran importancia considerar, que el aumento de los precios, puede erosionar rápidamente el valor de una pensión. Incluso una tasa de inflación moderada puede afectar significativamente al poder adquisitivo a lo largo del tiempo, si la prestación por jubilación no incluye COLA (Cost Of Living Adjustment).
Es decir, el término COLA, hace referencia a un cambio en la prestación por jubilación para compensar la inflación. Los COLA son muy importantes, porque ayudan a garantizar que el poder adquisitivo de los jubilados se mantenga, sin importar cuánto tiempo vivan, ni la rapidez en el alza de los precios, por lo que brindan una protección importante a los jubilados. No obstante, tienen un coste, que debe ser gestionado adecuadamente.
Tras un largo periodo con inflaciones controladas en la mayor parte de los países desarrollados, el año 2022, marcó el año del retorno de la inflación. Si bien las cifras de inflación han disminuido desde entonces, permanecen en algunos países por encima del objetivo del 2 % de los Bancos Centrales y pueden volver a repuntar en el futuro, como ocurrió por ejemplo en la década de los 70. Esto exige una precaución adicional en el manejo de los planes de pensiones con COLA´s, requiriéndose invertir en mayor medida en activos que ofrezcan buenas rentabilidades en entornos inflacionarios.
Aumento de la correlación entre las acciones y bonos
La correlación entre acciones y bonos fue persistentemente negativa entre los años 2000 y 2021. Esta correlación negativa permitió que las acciones y los bonos ofrecieran una diversificación mutua, muy elevada. Sin embargo, desde 2022, esta correlación ha comenzado a ser positiva, algo que ya ha ocurrido en el pasado. Una continuidad en la correlación positiva entre acciones y bonos, y la disminución de la diversificación complementaria entra ambas clases de activo que esto implica, debe conducir a los gestores de planes de pensiones, a revaluar su asignación de activos y la gestión del riesgo de los planes.
Lamentablemente no hay un único dato o política macroeconómica que determine el signo de la correlación entre acciones y bonos, por sí sólo. Por lo tanto, evaluar los riesgos de un cambio de régimen, requiere prestar atención a diferentes métricas financieras y políticas monetarias y fiscales.
- La volatilidad de los rendimientos de los bonos ha sido de dos a tres veces mayor durante periodos de correlación positiva que durante los regímenes de correlación negativa. Los períodos con tipos de interés más altos y volátiles se asocian con una correlación positiva entre acciones y bonos, mientras que los períodos con tasas más bajas y estables se asocian con una correlación negativa. Si bien no existe un «número mágico», históricamente cuando los rendimientos de los bonos superan el 5% es cuando los precios de las acciones suelen corregir, incrementándose la correlación.
- Suponiendo que los flujos de caja de las acciones se ven afectados en gran medida por el crecimiento económico, si el crecimiento económico y los tipos de interés tienden a fluctuar conjuntamente (covt (∆c,∆i) > 0), la correlación entre acciones y bonos tenderá a ser negativa, ya que solo los precios de las acciones se benefician de mayores flujos de caja, mientras que tanto los precios de las acciones como los de los bonos se ven afectados por tipos de interés más elevados. Por el contrario, si el crecimiento económico y los tipos de interés se mueven en direcciones opuestas, la correlación entre acciones y bonos tiende a ser positiva.
- Covarianza de la prima de riesgo: En condiciones económicas difíciles, los inversores pueden esperar que los flujos de caja de las acciones disminuyan, pero que los de los bonos se mantengan estables, lo que aumenta la prima de riesgo de las acciones en relación con los bonos. Si los inversores se volvieran menos reacios al riesgo, se esperaría que ambas primas de riesgo (y la diferencia entre ellas) disminuyeran. Las primas de riesgo que se mueven en la misma dirección (covt(∆ERP,∆BRP) > 0) respaldan una correlación positiva entre acciones y bonos, mientras que las primas de riesgo que se mueven en direcciones opuestas (covt(∆ERP,∆BRP) < 0) respaldan una correlación negativa.
- La política monetaria basada en reglas favorece una correlación negativa entre acciones y bonos. Por ejemplo, subir los tipos de interés cuando la economía crece, covt(∆c,∆i) > 0 (para combatir la inflación emergente). En cambio, la política monetaria discrecional, por ejemplo, una subida importante de los tipos de interés que frena el crecimiento económico para impulsar el dólar, genera una correlación negativa entre el crecimiento económico y los tipos de interés, covt(∆c,∆i) < 0, y una correlación positiva entre acciones y bonos.
- Una política fiscal expansiva puede reducir el ahorro neto, impulsar al alza los tipos de interés y desplazar la inversión privada, restringiendo así el stock de capital y limitando el crecimiento a largo plazo. Asimismo, el aumento del ratio deuda/PIB puede generar presiones al alza sobre los tipos de interés y a la baja sobre el crecimiento (covt(∆c,∆i)<0), lo que favorece una correlación positiva entre acciones y bonos.
- En teoría, la coordinación de la política monetaria y fiscal contribuye a mantener una correlación positiva entre acciones y bonos a medida que aumenta el crecimiento y bajan los tipos de interés (covt(∆c,∆i)<0), de forma similar a la política monetaria discrecional. Si la coordinación de políticas se considera permanente, la inflación y las expectativas inflacionarias podrían acelerarse, lo que generaría tipos de interés más elevados y volátiles, un menor crecimiento y primas de riesgo en aumento. Dicho entorno favorecería una correlación positiva entre acciones y bonos, debido a una volatilidad de tipos de interés elevada y una cov(∆c,∆i) negativa.
- Cuando la inflación es baja, las correlaciones entre acciones y bonos tienden a ser negativas.
Aumento de la diversificación y de la protección inflacionaria aumentando la inversión en Oro y otros activos alternativos
Según hemos resaltado, un repunte de la inflación supone un incremento en los pagos de pensiones por COLA´s y favorece un aumento de la correlación entre acciones y bonos. Si un gestor, espera inflación elevada en el futuro, puede ser una buena estrategia incrementar las inversiones de commodities en los planes de pensiones.
El oro puede ser una muy buena alternativa, a pesar del reciente incremento de su precio, podemos estar viviendo el inicio de un mercado alcista que se prolongue mucho más. A su vez las mineras de oro ofrecen actualmente un rendimiento de flujo de caja libre superior al de las acciones estadounidenses, y el flujo de caja por acción proyectado para 2026 se acerca a máximos históricos, una métrica que históricamente ha mantenido una fuerte correlación con las rentabilidades de las acciones del sector minero.
Sin duda el entorno actual es muy complejo y exige una gestión más dinámica y profesional de los planes de pensiones definidos, diversificando las inversiones en bonos y acciones, con otros activos alternativos.
Artículo escrito por Eduardo Vallez Fernández, CFA, miembro del Comité Asset Owners de CFA Society Spain y Executive director en MdF Family Partners.