La Reserva Federal de Estados Unidos recortó los tipos en 25 puntos básicos en septiembre, tal y como se esperaba, situando el rango objetivo entre el 4% y el 4,25%. La declaración adjunta, que reiteraba las preocupaciones sobre el descenso del mercado laboral y calificaba la inflación como “algo elevada”, demuestra hasta qué punto la Fed ha cambiado su enfoque hacia el mercado laboral y se ha alejado de las preocupaciones sobre los riesgos de subida de la inflación.
Este giro quedó subrayado por los puntos del Resumen de Proyecciones Económicas (Summary of Economic Projections, SEP), que validaron la valoración del mercado de dos recortes más de los tipos de interés este año.
En la rueda de prensa, el presidente Jerome Powell se mostró mucho más agresivo sobre las perspectivas de los tipos de interés de lo que se desprendía del comunicado. Powell reiteró que el comité sigue actuando reunión a reunión y que aún no se ha comprometido con una trayectoria preestablecida. Calificó la economía de “no mala” (“not bad”) y afirmó que la tasa de desempleo seguía siendo baja en términos históricos.
También hizo referencia al sólido informe de ventas minoristas y reiteró la función que tuvo la moderada reacción en la conferencia de Jackson Hole de este año, en la que se hacía hincapié en la necesidad de acercarse a la neutralidad a medida que los riesgos para la inflación y el desempleo se equilibran. El propio Powell afirmó que los riesgos para el desempleo son al alza, pero ese mensaje no coincidía con el resto del discurso de Powell sobre la economía.
De cara al futuro, prevemos una función de reacción menos predecible por parte de la Fed. Esperamos dos recortes más seguidos de una pausa por parte del banco central este año.
Pero cuando miramos hacia 2026, aumentan las posibilidades de que se produzcan recortes adicionales de los tipos de interés que no sean coherentes con el objetivo de inflación del 2%, ante la perspectiva de un nuevo presidente a partir de mayo de 2026.
Desde 2022 defendemos que la nueva tasa de inflación de equilibrio de la economía estadounidense estará más cerca del 3% que del 2% de la década anterior, y esta Fed recién politizada respalda esa opinión. Además, los recientes comentarios del secretario del Tesoro, Scott Bessent, y otros sugieren que la Administración quiere reformas más amplias en el banco central. Todo ello apunta a la posibilidad de una ruptura aún mayor con la antigua función de reacción de la Fed, por lo que es fundamental seguir no solo la política, sino también la política que la impulsa.
Perspectiva desde Asia
La reducción de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal y las expectativas de que se produzcan más recortes pueden reducir en cierta medida la preocupación por los diferenciales de rendimiento con Estados Unidos y provocar una mayor flexibilización monetaria en algunos países asiáticos, especialmente en aquellos que se enfrentan a mayores retos económicos.
Es probable que la postura política general en toda la región se vuelva más acomodaticia, pero persistirán las diferencias debido a las distintas condiciones económicas, como las tendencias de la inflación, la recuperación de las exportaciones anticipadas antes de la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos y la exposición a la dinámica de crecimiento en evolución de las principales economías, en particular Estados Unidos y China.
Prevemos que la reanudación de la flexibilización de la Fed podría proporcionar más margen de maniobra al Banco Popular de China (PBoC) a la hora de abordar múltiples mandatos, entre ellos el apoyo al crecimiento, la restauración de la inflación y el mantenimiento de la estabilidad monetaria.
Aunque el mercado no espera que el Banco de Japón cambie su política monetaria de forma inminente, se prevén nuevas subidas de tipos, ya que la inflación en Japón se mantiene por encima del objetivo.La recuperación de la India podría depender en mayor medida del crecimiento interno, debido al debilitamiento de la demanda externa y al aumento de los aranceles estadounidenses. Sin embargo, dado que el IPC de la India se encuentra cerca del límite inferior del objetivo del Banco de la Reserva de la India, existe un amplio margen para flexibilizar la política monetaria con el fin de impulsar el crecimiento si fuera necesario.