El aumento de la preocupación por el deterioro de las cuentas fiscales en varios —aunque no todos— los países desarrollados, junto con el creciente temor a la llamada “dominancia fiscal” sobre la política monetaria, ha llevado a los inversores a reconsiderar la composición de sus carteras de renta fija y a observar a los mercados emergentes desde una nueva perspectiva.
En Colchester, hemos sostenido desde hace tiempo que la solidez relativa de los balances, la adhesión sostenida a la ortodoxia en las políticas, el cambio hacia una financiación predominantemente doméstica y el potencial de rentabilidad que ofrecen varios mercados emergentes los hacen cada vez más atractivos en comparación con sus homólogos del mundo desarrollado y con otros sectores del mercado de renta fija.
Sin embargo, no todos los “mercados emergentes” son iguales
Hoy en día, muchos inversores y analistas siguen utilizando el término “mercados emergentes” de forma generalizada para definir a todos aquellos países que no pertenecen al “mundo desarrollado”. En nuestra opinión, esto es un error. Ya no es apropiado agrupar a países con calificación de grado de inversión como la República Checa, Polonia o Chile en la misma categoría que países con calificación inferior al grado de inversión como Pakistán, Venezuela o Uganda.
Hoy en día, los primeros —y otros similares— se asemejan más a varios mercados desarrollados tradicionales, mientras que los segundos son Mercados Frontera que presentan características similares a los “mercados emergentes” de las décadas de 1980 y 1990, que dieron lugar a la “crisis del tequila”, la “crisis asiática” y otros shocks que los inversores asocian con los mercados emergentes. En muchos aspectos, los mercados frontera actuales son los mercados emergentes de antaño.
Esta diferenciación es clave para entender el universo emergente, que puede dividirse en tres segmentos: deuda en moneda local de países con grado de inversión, deuda en moneda local de mercados frontera, y deuda en moneda fuerte.
Rendimientos históricos
Históricamente, tanto la deuda emergente en moneda local como en moneda fuerte han ofrecido rendimientos superiores a los bonos de gobiernos desarrollados, aunque con mayor volatilidad. La deuda en moneda local ha superado a los bonos del Tesoro estadounidense y a la deuda corporativa con grado de inversión, mientras que la deuda en moneda fuerte ha tenido un rendimiento similar al de los bonos high yield. Sin embargo, la deuda en moneda local ha mostrado mejor diversificación, con menor correlación con activos tradicionales, lo que la hace útil para mejorar el perfil riesgo-retorno de las carteras.
Desde el punto de vista de la seguridad, los bonos en moneda local presentan menores tasas de impago. Según datos de S&P, entre 1975 y 2024, los bonos soberanos en moneda local han tenido tasas de default significativamente más bajas que los emitidos en moneda extranjera, especialmente en los tramos de menor calificación. Esto se debe a que los gobiernos pueden emitir su propia moneda y tienen incentivos políticos para evitar defaults internos. Además, el índice de deuda en moneda local (JP Morgan GBI-EM) tiene una mayor proporción de emisores con grado de inversión (85%) frente al índice de deuda en moneda fuerte (EMBI), que solo alcanza el 49,7%.
En cuanto a liquidez, el mercado de deuda en moneda local es significativamente más grande y profundo, con un valor estimado de 13 billones de dólares frente a 1,5 billones en el mercado de deuda en moneda fuerte. Esta diferencia se debe a que muchos países emergentes han desarrollado sus mercados de capitales domésticos para reducir su vulnerabilidad externa. La inclusión de India en el índice JPM GBI-EM Global Diversified en 2024 ha mejorado aún más la liquidez y diversificación del mercado, al añadir una economía grande, con baja correlación con otros mercados y grado de inversión.
Valoraciones atractivas
Desde una perspectiva de valoración, Colchester considera que los bonos en moneda local están actualmente atractivamente valorados. Nuestro marco de análisis se basa en dos componentes: el rendimiento real prospectivo de los bonos (ajustado por inflación esperada) y la valoración de las monedas locales frente al dólar. A finales de agosto de 2025, estimamos que una cesta diversificada de bonos emergentes ofrece un rendimiento real cercano al 4%, frente al 1%-1,5% en mercados desarrollados. Países como México, Indonesia y Sudáfrica destacan por sus altos rendimientos reales, tras haber controlado exitosamente la inflación post-COVID.
En cuanto a las divisas, Colchester considera que el dólar estadounidense sigue sobrevalorado en términos reales, a pesar de su reciente corrección. Nuestro análisis sugiere que el dólar alcanzó una sobrevaloración cercana al 30% frente a una cesta de monedas desarrolladas a finales de 2022. Actualmente, las monedas emergentes están infravaloradas en promedio un 12% frente al dólar, lo que podría generar un viento de cola para los retornos en moneda local si el dólar continúa su ajuste hacia niveles más justos.
Es importante subrayar que los balances fiscales y externos de muchos países emergentes son más sólidos que los de economías desarrolladas. Un análisis combinado de deuda pública y cuenta corriente, muestra que muchos países emergentes, tienen niveles de deuda más bajos y posiciones externas más equilibradas que los países del G7, con la excepción de Alemania. Esta fortaleza estructural mejora la sostenibilidad de sus políticas fiscales y reduce la probabilidad de crisis de deuda o depreciaciones abruptas.
Moneda local y moneda fuerte: dos clases de activo diferentes
Para concluir, creemos que los asignadores de activos deben sopesar las características de rentabilidad, liquidez y seguridad de las distintas clases de activos. Tanto la deuda soberana de mercados emergentes en moneda local como en moneda fuerte ofrecen rendimientos históricos atractivos y beneficios de diversificación en relación con la renta fija tradicional, pero también deben considerarse clases de activos distintas.
En nuestra opinión, la deuda en moneda local de mercados emergentes ofrece una liquidez estructuralmente mayor y un menor riesgo de crédito por las razones expuestas en este documento. Los beneficios de diversificación también son algo mejores, y la naturaleza de grado de inversión de esta clase de activo hace que compita cada vez más con bonos corporativos de grado de inversión y, en menor medida, con deuda de mercados desarrollados, para ocupar espacio en carteras diversificadas. Los factores globales tienden a influir más en los mercados de deuda en moneda fuerte, mientras que los factores domésticos suelen tener mayor impacto en los mercados de deuda en moneda local.
Consideramos que la perspectiva cíclica actual favorece la deuda en moneda local de mercados emergentes. La deuda en moneda fuerte y otros sectores de crédito presentan actualmente diferenciales de rendimiento bajos en relación con la historia, mientras que las valoraciones en los mercados de bonos locales parecen atractivas, especialmente cuando se combinan con la actual sobrevaloración fundamental del dólar estadounidense frente a la mayoría de las monedas globales. Si el dólar estadounidense continúa ajustándose hacia su valor justo, esto debería proporcionar un viento de cola significativo para los rendimientos de la deuda en moneda local de mercados emergentes en el futuro.
Asimismo, las mejoras estructurales en los balances de varios países emergentes en las últimas décadas se han reflejado en notables mejoras en las calificaciones crediticias del sector. Esto ha incrementado significativamente su atractivo en comparación con varias economías desarrolladas, cuyos balances públicos muestran cada vez más señales de tensión y restricciones de política. Estos mercados emergentes ya no presentan las características históricas de los mercados emergentes; hoy en día, los mercados frontera son los que mejor representan esas características.
En resumen, creemos que los atractivos rendimientos reales disponibles, la significativa infravaloración de las monedas frente al dólar estadounidense y la solidez relativa de los balances hacen que la deuda en moneda local de mercados emergentes sea una propuesta atractiva en el entorno actual.
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