Tras la reunión de Jackson Hole de agosto, todo indica que la Reserva Federal de EE.UU. (Fed) decidirá reanudar su política monetaria expansiva y anunciará un nuevo recorte de tipos en su reunión de esta semana, que comenzó ayer. Según la visión de las gestoras internacionales, los argumentos a favor de una bajada de 25 puntos básicos en la próxima reunión de septiembre parecen sólidos, ahora bien, consideran que la reunión tiene más que ofrecer.
Tal y como recuerda Michael Krautzberger, CIO Global de Renta Fija de Allianz Global Investors, el presidente de la Fed, Jerome Powell, mostró una postura dovish en la última reunión en Jackson Hole. Además, el último informe de empleo de EE.UU., junto con las revisiones de referencia anuales, reforzó las expectativas de un cambio en la función de reacción de la Fed, que ahora se centra más en los riesgos a la baja para la actividad económica. Asimismo, el último Libro Beige de la Fed sugirió que la economía se ha estancado en gran medida en los últimos meses, ya que la mayoría de los distritos reportaron pocos o ningún cambio en la actividad económica general y un mercado laboral lento durante el verano. “Aunque en su última ronda de previsiones de junio la Fed recortó el crecimiento esperado y elevó sus proyecciones de desempleo e inflación para 2025 y 2026, en sus próximas previsiones podría reflejar riesgos adicionales a la baja con el fin de justificar una reducción de los tipos de los fondos federales en esos mismos años”, afirma Krautzberger.
25 puntos básicos
En opinión de Chris Iggo, CIO Core Investments de AXA IM (BNP Paribas), un recorte de 25 puntos básicos (pb) en la tasa de fondos federales el 17 de septiembre parece ahora seguro. “Los débiles datos de empleo de EE.UU. han alimentado las expectativas de que la Fed recortará los tipos un 1,5% durante el próximo año. Eso sería agresivo y consistente con una economía mucho más débil. Podría decirse incluso que el contexto macroeconómico de EE.UU. ha empeorado -menor crecimiento y mayor inflación- y el contexto político ha seguido siendo turbio. De aquí a junio del año próximo se descuentan 125 puntos básicos en recortes. En numerosas ocasiones, cuando la Fed ha disminuido en esa cantidad durante un período de nueve meses, Estados Unidos ha experimentado una recesión. Que esa observación se mantenga de nuevo es crucial, dado el precio actual de los bonos y las acciones”, apunta Iggo.
Desde RBC BlueBay esperan una Fed más inclinada hacia el tono dovish en 2026 y que podría estar más sujeta a acusaciones de interferencia política. “Si la inflación se mantiene benigna, entonces llevar a cabo recortes de tipos puede no ser un problema. Sin embargo, la situación podría volverse mucho más incómoda si el impulso en los precios muestra signos de una aceleración”, advierten.
En ese sentido, Harvey Bradley, gestor de cartera del fondo BNY Investments Absolute Return Bond, cree que, aunque la inflación podría complicar el resultado, los bancos centrales estarán dispuestos a mirar más allá de una inflación superior al objetivo para proteger el mercado laboral. “Dada la persistencia relativa de la inflación, los mercados observarán de cerca las últimas proyecciones del gráfico de puntos de la Fed sobre futuros recortes de tipos más allá de septiembre”, afirma.
Sobre el mercado laboral, la otra gran preocupación de la Fed, Bradley ve probable que a la institución monetaria le preocupe que las ganancias de empleo estén a punto de convertirse en pérdidas de empleo, lo que podría desencadenar un ciclo de más despidos y poner en peligro el gasto de los consumidores. “Apoyar al mercado laboral mediante recortes de tipos significa mantener a la economía en equilibrio y la parte de su mandato relativa al pleno empleo intacta”, indica.
Más allá del recorte
Para Blerina Uruci, economista jefe para EE.UU. en T. Rowe Price, también habrá que prestar atención al resumen actualizado de las proyecciones económicas, ya que puede mostrar una trayectoria ligeramente inferior para la tasa de desempleo y una trayectoria superior para el crecimiento a finales de este año.
Sobre ello comenta: “Espero que el personal informe al FOMC sobre la concentración de solicitudes más bajas en el área de Houston, lo que proporcionará cierto alivio sobre el enfriamiento del mercado laboral. También espero que se debata en profundidad la menor tasa de equilibrio del empleo asalariado. Por último, en cuanto a la inflación, el FOMC considerará que la inflación del PCE (que es su objetivo oficial) es inferior al IPC”.
Christian Scherrmann, Economista jefe de DWS para EE.UU., considera que lo relevante de la reunión es ver hasta dónde están dispuestos a llegar los votantes del FOMC, con sus señales moderadas, cómo se reflejan estas señales en sus previsiones y cómo enmarcará la decisión el presidente de la Fed, Jerome Powell. “¿Será un recorte agresivo para asegurar el mercado laboral o habrá indicaciones hacia una serie de recortes, como han sugerido algunos funcionarios de la Fed?”, se pregunta Scherrmann.
En su opinión, los mercados, por su parte, tienen una idea más clara: la Fed bajará los tipos de interés hasta un nivel neutral o ligeramente inferior para 2026. “Sin embargo, esperamos que el presidente de la Fed, Powell, adopte un enfoque más moderado. Dadas las perspectivas inciertas y el consiguiente aumento del riesgo de un error de política monetaria, nos parece más sensato un enfoque basado en los datos. Al fin y al cabo, el presidente de la Fed, que pronto dejará su cargo, puede estar interesado en proteger su legado y lograr un aterrizaje suave para la economía, a pesar de todas las adversidades. Dadas las continuas discusiones sobre su sucesor, es muy probable que vuelva a haber disidentes que puedan abogar por recortes de más de 25 puntos básicos”, defiende.
Por último, para Carlos de Sousa, gestor de carteras en Vontobel, otro tema relevante a la sombra de esta reunión es cómo está creciendo la preocupación por la calidad de las instituciones estadounidenses, incluida la independencia de la Reserva Federal. Según su visión, en conjunto, estas dinámicas refuerzan nuestra visión bajista sobre el dólar, iniciada en abril. “Si bien la desaceleración de la economía estadounidense lastrará el crecimiento mundial, esperamos que el resto del mundo demuestre una mayor resistencia. Una pausa en el excepcionalismo estadounidense debería mejorar la confianza hacia los mercados emergentes, que siguen ofreciendo diversificación frente a un mundo en el que los riesgos se concentran cada vez más en Estados Unidos”, argumenta Sousa.