Los bancos privados están aumentando con rapidez el uso de inteligencia artificial (IA) en la gestión de patrimonios, tanto para la construcción de carteras como para la asignación de activos, según el informe The Cerulli Report—U.S. Private Banks & Trust Companies 2025. En la banca privada, la integración está aún más avanzada, con un 56% que ya la utiliza y un 80% que prevé hacerlo hacia 2027, de acuerdo a la misma fuente.
Ahora, un 42% de los asesores bancarios afirma emplear capacidades de IA en su práctica, pero se espera que la cifra alcance el 77% en los próximos dos años. Aunque la adopción generalizada aún no es una realidad, las principales entidades ya utilizan estas herramientas para ofrecer a los asesores una experiencia más personalizada y difícil de replicar.
“Los asesores pueden aprovechar las herramientas habilitadas por la IA para personalizar aún más las cuentas de los clientes, atendiendo necesidades y objetivos, tolerancias al riesgo y requisitos de liquidez, así como optimizando los resultados fiscales”, dijo Matt Zampariolo, analista de investigación de la consultora internacional.
La inteligencía artificial puede hacer muchas cosas, desde modelos de lenguaje capaces de procesar grandes volúmenes de textos hasta análisis de datos de inversión en tiempo real basados en ciencia de datos compleja, capaces de generar recomendaciones de compra y venta con alto nivel de convicción. Además, la IA se emplea tanto en la gestión directa de carteras con estrategias automatizadas como en el asesoramiento de riesgos y herramientas de optimización.
“Cerulli cree que las prácticas bancarias ágiles deberían evaluar su integración actual y futura de herramientas de IA de terceros que puedan conducir a una mayor productividad de los asesores y mejores resultados para los clientes”, agregó Zampariolo.
Sin embargo, los costos elevados siguen siendo el principal obstáculo. Un 55% de los ejecutivos señala este factor como la principal razón que frena la adopción tecnológica. A bastante distancia, también mencionan la falta de experiencia de los asesores y las preocupaciones en torno a la seguridad de los datos.