Las intenciones del presidente estadounidense, Donald Trump, de influir en la Reserva Federal han vivido recientemente un capítulo más con la controvertida destitución de la gobernadora de la Fed Lisa Cook, que ya ha puesto el caso en manos de la Justicia. Esta presión de Trump no ha dejado impasible a los expertos, que, en líneas generales, creen que las consecuencias de esta inédita situación son imprevisibles.
Por ejemplo, Clément Inbona, gestor de fondos en La Financière de l’ Échiquier, ve claro que el presidente Trump quiere tener a la Reserva Federal “en sus garras”. El experto explica que los objetivos de esta intromisión gubernamental responden a los deseos de Trump de influir en la entidad con el fin de rebajar los tipos de interés y, potencialmente, reducir el coste del endeudamiento de la administración estadounidense, “ampliamente deficitaria y muy endeudada, aún a riesgo de enfrentar consecuencias nefastas”.
En este punto, Inbona echa mano de la historia para detallar las consecuencias de este tipo de acciones: el ejemplo turco “es elocuente”, asegura, para recordar que el presidente del país, Recep Tayyip Erdogan, sometió al banco central turco a su control en 2019 con efectos económicos inmediatos: inflación galopante y depreciación a gran escala de la lira turca que amplificó el encarecimiento de las importaciones. “Estas consecuencias podrían cernirse sobre la economía estadounidense si la Fed fuera conquistada por la América MAGA”.
El gestor de La Financière de l’ Échiquier recuerda que la independencia de la Fed es el fruto de una conquista progresiva. Iniciada en 1935 mediante la separación del Tesoro, se consolidó en 1951 con el fin de la monetización de la deuda pública, herramienta ampliamente utilizada durante la Segunda Guerra Mundial para financiar el esfuerzo bélico y, después, la reconstrucción. “Sin embargo, independencia no quiere decir escapar totalmente a la presión gubernamental, y prueba de ello son los presidentes Johnson y Nixon en las décadas de 1960 y 1970”, puntualiza.
Eso sí, Inbona cree que, en cualquier caso, “poco importan” los esfuerzos de Trump para tener a la Fed en sus garras, ya que el calendario de renovación de los miembros del organismo “corre a su favor”: en 2026 designará un nuevo presidente, “lo que aumentará su influencia” en el organismo.
En Edmond de Rothschild Asset Management se posicionan en esta línea. La destitución de la gobernadora Cook es interpretada por la firma como una intensificación de los esfuerzos de Trump “por tomar el control de la Fed”, una decisión que los inversores entienden como una mayor probabilidad de una postura monetaria más acomodaticia. Este ambiente, según argumentan en la firma, explica en parte el retroceso de los tipos de interés. Además, el dólar volvió a caer, especialmente frente al euro, al aumentar la preocupación por la credibilidad de la Fed, según apuntan desde Edmond de Rothschild AM.
Para Tiffany Wilding, economista de Pimco, la inédita decisión de Trump respecto a Cook dejó “eclipsado” el mensaje de Powell en Jackson Hole acerca de una posible bajada de tipos en septiembre. “Este acontecimiento podría tener consecuencias para la percepción de la independencia de la Fed, aunque el impacto potencial en la política de la Fed (y en los tipos de interés) está lejos de estar claro”, afirma Wilding.
La experta argumenta que “esta cuestión va mucho más allá de Cook” y cree que las acusaciones “tienen connotaciones políticas, dada la campaña de presión pública que Trump lleva un año realizando para que se bajen los tipos de interés”. En este punto, explica que aunque la sustitución de Cook no cambiaría directamente la mayoría de votos del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC), su puesto es importante porque podría cambiar la mayoría de votos de la Junta de Gobernadores en cuestiones como el nombramiento de los presidentes de los bancos de la Reserva.
“Cada junta regional del Banco de la Reserva nomina a un presidente para un mandato de cinco años, pero la aprobación final recae en la Junta de Gobernadores de la Fed. La Junta renueva el nombramiento de todos los presidentes a finales de febrero cada cinco años (los años que terminan en «1» o «6») en lo que suele ser una votación de procedimiento”, detalla Wilding que aclara que cuando se vuelva a votar la renovación en febrero de 2026, “una mayoría de la Junta favorable a Trump podría, al menos en teoría, vetar o remodelar la dirección de los bancos regionales para los próximos cinco años”.
Asimismo, detalla que cinco presidentes de bancos regionales de la Reserva también son miembros con derecho a voto del FOMC, con mandatos de un año por rotación -excepto el presidente de la Fed de Nueva York, cuyo puesto es permanente-, “por lo que los cambios de carácter político en su lista podrían afectar a las decisiones políticas a lo largo del tiempo”.
No hay precedentes de nada de esto, según asegura, pero la experta recuerda que algunos juristas sostienen que “una mayoría de cuatro miembros de la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal podría destituir a los presidentes de los bancos regionales fuera del ciclo normal de reelección de cinco años, aunque tendrían que justificar el motivo de la destitución”. En definitiva, se entraría en un “territorio desconocido”.
Cook ya ha judicializado el caso. Y, ahora, hay diversos escenarios posibles. Si no obtiene una orden judicial contra la decisión del presidente, el puesto podría permanecer vacante mientras el caso se tramita en los tribunales. Pero si la justicia confirma la destitución de Cook por causa justificada, la confirmación por parte del Senado de las personas que ocuparán los puestos vacantes de gobernador sigue siendo incierta, a pesar de la mayoría republicana.
“Senadores republicanos clave han comunicado discretamente su negativa a nombrar a un presidente de la Fed partidista, y podríamos extrapolar esto a la junta de la Fed en general”, asegura la experta de Pimco, que considera que la renovada atención sobre la Fed podría dificultar que el Senado y el Comité Bancario del Senado confirmen a un candidato a la Fed que parezca demasiado político, demasiado partidista o demasiado moderado. “Cualquier proceso de confirmación puede ser difícil y largo, lo que podría dar lugar a un período prolongado de vacantes en la junta de gobernadores de la Fed”, concluye.
También existe incertidumbre, según Wilding, en torno a lo que harían los gobernadores individuales de la Junta -incluso si son nombrados por Trump y confirmados por el Senado- una vez que se enfrenten a la reelección de los presidentes de los bancos regionales. Según informa Bloomberg a partir de una solicitud en virtud de la Ley de Libertad de Información, los actuales gobernadores de la Fed Christopher Waller y Michelle Bowman se abstuvieron de votar sobre el nombramiento para 2022 del presidente de la Fed de Chicago, Austan Goolsbee (que aún así fue aprobado por mayoría). Sin embargo, la abstención “tiene muchas menos consecuencias que alterar décadas de precedentes y votar para destituir a un presidente de banco en funciones”.