Los inversores se preparan para la cita más importante del verano: el simposio de banqueros centrales que se celebra cada año en Jackson Hole (Wyoming). El presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell, ejerce de anfitrión de un cónclave que se celebra desde 1982. “El simposio económico de Jackson Hole es el Woodstock de los banqueros centrales, salvo que con presentaciones en PowerPoint, sombreros de cowboy y bailes en línea”. Así describe Vincent Reinhart, economista jefe de BNY Investments, el encuentro de este fin de semana.
La reunión se celebra bajo el lema “Mercados laborales en transición: demografía, productividad y política macroeconómica”. Reinhart -que trabajó 24 años en la Fed con cargos como director de la División de Asuntos Monetarios y Secretario y Economista del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC)- ve este encuentro como una oportunidad para debatir sobre la inteligencia artificial, el crecimiento de la productividad y la conducción de la política monetaria. Eso sí, la cita “llega en un momento de gran relevancia, dadas las dinámicas cambiantes del mercado laboral y el impacto económico de las políticas fronterizas”.
El experto recuerda que en la reunión de julio, la Reserva Federal guardó silencio en su comunicado sobre el futuro de la política monetaria del organismo, con la intención de que Powell usara Jackson Hole para zanjar cuestiones. Desde entonces a hoy, los datos sobre empleo resultaron decepcionantes y los de precios, mixtos. “Es probable que a los responsables de la Fed les preocupe que el crecimiento del empleo esté cerca de velocidad de estancamiento, además, el repunte de la inflación de precios al consumo borró los avances de la primera mitad del año, aunque la incidencia de los aranceles fue limitada”, explica.
En consecuencia, Reinhart espera que Powell señale que la Fed tiene la intención de recortar su tipo de interés oficial en 25 puntos básicos en septiembre y que enmarque esta decisión “ya sea como un bache en el camino dentro del plan a largo plazo de la Fed de renormalizar los tipos, o como un giro hacia un modo enteramente reactivo”. Es más, no descarta que, teniendo en cuenta que esta será la última aparición de Powell en Jackson Hole como presidente, “puede que reflexione sobre su legado y, potencialmente, sobre la importancia de la independencia de los bancos centrales”.
Para Kevin Thozet, miembro del comité de inversión de Carmignac, los participantes en los mercados estarán pendientes de cada palabra de Jerome Powell en la cita de Jackson Hole en busca de indicios sobre si la Fed se sumará al resto del mundo en la ola de recortes de tipos.
“El tira y afloja entre un informe de empleo inferior a lo esperado y una inflación superior a lo previsto ha dejado al presidente de la Fed con señales contradictorias”, argumenta el experto, que considera que Powell no cuenta con “la situación más cómoda para la que -probablemente- será su última intervención en el simposio de Wyoming, sobre todo teniendo en cuenta las críticas que ha recibido del presidente Trump y su entorno”.
Entre la presión de Trump y las expectativas del mercado, Thozet espera que Powell ceda y dé a entender que se reanudará el ciclo de recortes de tipos. “Esta postura es ampliamente anticipada, y los participantes en el mercado esperan que la Fed recorte más de lo que indica actualmente el gráfico de puntos”, argumenta el experto.
Mabrouk Chetouane, director de estrategia de mercados globales de Natixis IM Solutions, destaca el mercado laboral como centro de atención del simposio de Jackson Hole. Y, en este contexto, cree que Powell “deberá demostrar todas sus habilidades como equilibrista para justificar por qué ahora la atención se ha desplazado hacia el objetivo del empleo, relegando al segundo plano el de la inflación, a pesar del retorno de las presiones inflacionistas, como muestran las cifras del IPC y el IPP subyacentes de la semana pasada”.
El experto considera que el impacto probable, “aunque aún incierto”, de la guerra comercial sobre la inflación y el ciclo económico estadounidense debería animar a Powell a “ser paciente”. Pero Chetouane también es consciente de que la presión sobre el presidente de la Fed está aumentando: el presidente Trump le está pidiendo que recorte los tipos; los mercados descuentan tres recortes antes de finales de año y la creación de empleo disminuye de forma constante.
Como resultado, Chetouane espera que Powell “prepare a los inversores para un nuevo ciclo de recortes de tipos a partir de septiembre” y recuerda que en la firma llevan varios meses pensando que la Fed tendría que recortar los tipos en 75 puntos básicos antes de finales de 2025 para combatir la desaceleración económica.
Razones para ser escéptico
Sin embargo, hay expertos que no ven tan clara una postura dovish de Powell. Uno de ellos es Benoit Anne, Senior Managing Director and Head of Market Insights Group, MFS Investment Management, que no ve claro que Powell ofrezca una orientación firme en el simposio de Jackson Hole. Y señala varias razones para ello. Primeramente, recuerda que la Fed transmitió un mensaje de paciencia, incertidumbre y prudencia en julio. Desde entonces, han cambiado los datos -una lectura mediocre del dato de empleo no agrícola- y se ha intensificado el ruido político y la presión sobre la Fed.
El experto de MFS Investment Management recuerda que la Fed depende precisamente de ellos, “pero eso no significa que una sola publicación de datos pueda cambiar necesariamente toda la perspectiva política”. Esto se debe, según Anne, a que es necesario observar “una señal más fuerte más allá de un solo dato”.
Aquí, subraya que es difícil argumentar que las débiles cifras de empleo, así como las marcadas revisiones a la baja de los meses anteriores, sean coherentes con las relativamente benignas solicitudes iniciales de subsidio por desempleo, los datos JOLTS, las cifras salariales, la generación de ingresos, las ventas minoristas, los ingresos por impuestos sobre la renta y las valoraciones de activos. “Hay algo que no cuadra y la Fed querrá investigar un poco más antes de tomar medidas”, asegura para concluir que las pruebas de que el mercado laboral se está deteriorando rápidamente “siguen siendo insuficientes”.
En cuanto a la presión política, es probable que la Fed se mantenga firme en su postura de defensa de su independencia y solo recortará los tipos cuando el FOMC alcance una mayoría de votos que considere que es lo correcto. “Más allá del empleo, sigue existiendo la incertidumbre persistente sobre el impacto de los aranceles en la inflación, lo que justifica cierta prudencia, especialmente dado que la inflación sigue pareciendo persistente”, sentencia Anne.
En un tono similar se expresan los autores del último informe de Liquid Insight de Bank of America: “Sospechamos que Powell no se mostrará tan dovish como está descontando el mercado. Es probable que los comentarios de Powell sean más equilibrados que los de la reunión del FOMC de julio, dado que el informe laboral de julio recuerda los riesgos al alza de la tasa de desempleo”, aseguran.
Hay signos que dan pie a pensar en ello, según los expertos de la firma estadounidense. Primeramente, el hecho de que en el título del discurso de Powell se mencione «Perspectivas económicas» antes que «Revisión del marco» indica que el presidente de la Fed “quiere enviar un mensaje a los mercados sobre las perspectivas de la política monetaria. Los mercados están descontando una rebaja de casi 25 puntos básicos en septiembre, pero creemos que la decisión dependerá de la reacción de Powell al flujo de datos estanflacionarios que haya”.
En definitiva, creen que si Powell quiere inclinarse en contra de un recorte en septiembre, podría decir que la postura política sigue siendo adecuada dados los datos disponibles. Esta formulación le permitiría mantener la opción de recortar si el informe de empleo de agosto es muy débil.
Otros bancos centrales
Para Andrew Jackson, director de inversiones de Vontobel, la reunión de Jackson Hole se celebra en un contexto marcado por retos “muy diferentes y únicos” en cada región. Así, el experto resalta que mientras que ediciones anteriores se centraron en los retos comunes a los que se enfrentan los bancos centrales -como la flexibilización cuantitativa y el apoyo económico relacionado con la pandemia- la edición de este año se desarrolla en un contexto muy diferente: “los bancos centrales se encuentran ahora navegando por una nueva era, en la que las políticas monetarias desempeñarán un papel aún más crítico en los próximos meses”, según afirma Jackson.
En definitiva, cree que los diversos retos a los que se enfrenta cada institución demuestran “la complejidad del panorama económico mundial actual” y que “quizás más que nunca este año, las decisiones que se tomen en los próximos meses serán fundamentales para configurar la trayectoria de las respectivas economías”.
El experto resalta que esta dinámica es especialmente evidente en el caso de la Fed, el BCE, el Banco de Inglaterra (BoE), el Banco Nacional Suizo (SNB) y el Banco de Japón (BoJ). “Cada institución se enfrenta a presiones económicas distintas, lo que complica especialmente sus tareas”.
Jackson apunta que el BCE “parece estar en la posición más favorable, ya que ha logrado avances significativos en todos sus objetivos, incluido el de alcanzar la tasa neutral”, pero esta situación, según el experto, “contrasta con otros bancos centrales, que siguen mostrándose reticentes a hablar de su tasa neutral”.
Mientras tanto, el experto de Vontobel detalla que la Reserva Federal se enfrenta a un camino “particularmente difícil”, ya que las presiones políticas “están aumentando, con la Casa Blanca abogando por recortes de tipos y el posible nombramiento de un nuevo presidente más alineado con la agenda económica de Trump”.
El SNB se enfrenta a sus propios retos, “ya que se prevé que los aranceles estadounidenses del 39% sobre la mayoría de los productos afecten a la economía suiza, lo que podría provocar una nueva contracción del crecimiento el próximo año y aumentar la presión sobre el empleo”, según Jackson, que considera que el organismo “tiene un margen de maniobra limitado y podría considerar una bajada del 0,25% hasta territorio negativo a finales de este año o principios del próximo”.
Por su parte, el Banco de Japón afronta, según Jackson, “la delicada tarea de evitar una reversión del carry trade, un reto que requiere una gestión cuidadosa”.
Sin embargo, opina que es el Banco de Inglaterra el que posiblemente “se enfrenta al mayor reto entre los bancos centrales analizados”, ya que la entidad monetaria está profundamente preocupada por la fragilidad de la dinámica subyacente del mercado británico. Jackson explica que el gobernador Andrew Bailey y su equipo temen que no reducir los tipos con la suficiente rapidez pueda frenar el crecimiento económico. Por otro lado, siguen siendo cautelosos con las presiones inflacionistas, que en Reino Unido están lejos de haber desaparecido.