El gobierno mexicano puso en marcha la implementación de un fondo de inversión por 250.000 millones de pesos (13.157,89 millones de dólares al tipo de cambio promedio actual), para impulsar medidas que le permitan «rescatar» a la petrolera mexicana propiedad del estado, Pemex, que está considerada como la empresa más endeudada del mundo en su sector.
De acuerdo con cifras del propio gobierno mexicano, Pemex registra una deuda de 98.800 millones de dólares al cierre del primer semestre de este año; sin embargo, sus compromisos financieros para cuando menos los próximos dos años mantienen comprometida fuertemente su estructura financiera, las propias cifras de la petrolera señalan que en dicho periodo deberá cumplir con compromisos por un total de 23.800 millones de dólares.
Si las cosas salen como lo espera el gobierno mexicano, Pemex deberá financiar sus propios gastos operativos a partir del año 2027, con lo que dejará de ser un «barril sin fondo» como la han catalogado los analistas del sector después de que en el sexenio pasado se le inyectaron recursos públicos por más de 1 billón de pesos (52.632 millones de dólares), que no impidieron que la empresa terminara ese periodo de gobierno catalogada tal como lo inició: la petrolera más endeudada del mundo.
Fondo de inversión sui géneris
El vehículo de inversión contará con garantía del Gobierno federal, lo que permitirá reducir el costo del financiamiento. La banca de desarrollo pretende financiar, al menos, la mitad de esta bolsa y el resto contará con la participación de la banca privada y de inversionistas.
Sin embargo, el gobierno mexicano ha señalado que cuando menos en un inicio no será abierto al público inversionista en general, ante el surgimiento inmediato de supuestos asesores que ofrecen ya oportunidades para invertir en este nuevo fondo de Pemex.
Sin embargo la apertura a inversionistas privados para conformar un fondo de inversión enfocado en la principal empresa pública del país es una postura diametralmente opuesta a la que se registró en el gobierno pasado cuando se revirtió por completo la reforma energética de 2014, se devolvió el carácter de paraestatal a las dos principales empresas públicas del sector energético del país, Pemex y CFE, y se prohibieron las rondas licitatorias de exploración que en teoría le iban a dar a Pemex flujos financieros con el paso de los años sin la pérdida de la soberanía energética del país.
Según la expectativa del gobierno mexicano, con el apoyo del fondo y la integridad de las estrategias implementadas, Pemex no va a necesitar apoyo de la Secretaría de Hacienda para cumplir con sus obligaciones financieras a partir del año 2027.
Además, se pretende que dicho fondo permita reactivar al sector energético, es decir cumpla con un «efecto multiplicador» ya que por un lado el gran objetivo del recorte de la deuda de la petrolera, acceso a nuevas fuentes de financiamiento, así como elevar la extracción de crudo y la producción de gasolinas, permitirá que Pemex cumpla con mayor regularidad con su pago a proveedores ya que la industria ligada a Pemex advirtió hace unos meses sobre el colapso total ante la falta de pagos de la petrolera a miles de sus proveedores. Se calcula que Pemex tiene una deuda acumulada de alrededor de 20.000 millones de dólares.
Emisión de notas precapitalizadas
Además del fondo de inversión para Pemex, el gobierno mexicano también emitió deuda por 12.000 millones de dólares, mediante un sofisticado instrumento financiero de la Secretaría de Hacienda.
Esta operación se llevó a cabo a través del vehículo de inversión Eagle Funding LuxCo. Durante dicho proceso de colocación de las notas precapitalizadas se recibió una demanda total de 23.400 millones de dólares, proveniente de 295 inversionistas institucionales a nivel global, lo que representó casi el doble del monto finalmente asignado.
El gobierno mexicano señaló que los recursos obtenidos serán utilizados para adquirir bonos del Tesoro de Estados Unidos, y el valor de esos bonos será cedido a Pemex para que cubra con los vencimientos de financiamiento a corto plazo. En otras palabras, el gobierno mexicano asumió ya parte de la deuda de Pemex.
Como se señaló, estas notas precapitalizadas son una herramienta un tanto compleja diseñada por el gobierno mexicano, consiste en un mecanismo para financiar deuda que se quedará fuera del balance de Pemex hasta que lo requiera, dándole un mayor margen de maniobra a la petrolera. Con esto, la firma logró obtener deuda en dólares a una tasa mucho más competitiva que si la hubiese emitido directamente.
Además de la demanda en los mercados a la emisión de dichas notas precapitalizadas, que reflejaron la aceptación de los inversionistas, una de las calificadoras reaccionó de inmediato y favorablemente a la estrategia del gobierno para sacar a Pemex de la terapia intensiva en la que se encuentra, especialmente por hacerlo de manera tan anticipada.
Fitch Ratings elevó la calificación de Pemex dos niveles, llevándola a “BB”, con perspectiva estable. “El vínculo entre Pemex y el soberano se ha fortalecido, lo que respalda una calificación más alta para la compañía”, indicó la agencia en un comunicado al informar sobre su decisión.