Tras años de perturbaciones mundiales, desde la pandemia hasta el aumento de las tensiones geopolíticas, la economía mundial se enfrenta a una renovada incertidumbre. Según recuerdan desde Franklin Templeton, las previsiones de crecimiento están disminuyendo, los aranceles han alcanzado niveles históricos y los gobiernos están dando prioridad a la seguridad nacional por encima de la eficiencia económica, todo ello dibuja una nueva realidad comercial que los inversores deben conocer.
En opinión de Kim Catechis, estratega jefe de Franklin Templeton Institute, las vulnerabilidades ocultas y los cambios dinámicos definirán el comercio y la inversión mundiales en los próximos años. «Los gobiernos y las empresas están abandonando los modelos basados en la eficiencia para centrarse en la resiliencia y el cumplimiento normativo, reduciendo así la exposición a los riesgos geoeconómicos. La reestructuración de la cadena de suministro: los responsables políticos se centran ahora en salvaguardar las cadenas de suministro críticas, reducir las dependencias de alto riesgo y aumentar la resiliencia frente a las crisis externas», explican en su último informe.
Según su análisis, este cambio tiene como objetivo garantizar la estabilidad económica y la competitividad a largo plazo en un entorno global incierto. Y señala que los sectores críticos que se encuentran en riesgo son: los semiconductores, la inteligencia artificial y otras industrias estratégicas dependen de frágiles redes globales de proveedores y minerales críticos que ahora se ven cada vez más afectados por aranceles, sanciones y controles de exportación. «Además, los centros de datos se tienen que enfrentar a estos retos: la concentración de centros de datos está impulsando un rápido crecimiento de la demanda de electricidad, lo que supone una carga para las redes locales en regiones como el norte de Virginia. La logística en la energía y en el transporte marítimo se complica aún más en Estados Unidos debido a leyes restrictivas como la Ley Jones», añade Catechis.
El experto pone el foco en la vulnerabilidades de los cables submarinos. Según recuerda, transportan diariamente 10 billones de dólares en transacciones y la mayor parte del tráfico de Internet, pero son propensos a sufrir daños por accidentes y sabotajes. «La capacidad de reparación y sustitución es limitada y políticamente sensible, lo que suscita preocupaciones en materia de seguridad sin contar la militarización de todo: los activos físicos, desde las materias primas hasta las rutas de transporte y los buques de reparación, así como la propiedad intelectual, se están utilizando como herramientas de poder económico y geopolítico, lo que supone un riesgo significativo para el crecimiento económico, la inteligencia artificial y las cadenas de suministro industriales en general. La financiación de las cadenas de suministro: si el mundo va a cambiar sustancialmente la arquitectura del comercio y las cadenas de suministro, inevitablemente habrá repercusiones en la estructura financiera del comercio, con implicaciones para los inversores», destaca.
Teniendo en cuenta este panorama, su principal conclusión es que los inversores deben desarrollar un profundo conocimiento de las cadenas de suministro específicas de cada sector para poder elegir a los ganadores y evitar a los perdedores en la próxima década. «No se trata solo del país de origen. En un mundo en el que todo puede convertirse en un arma, las medidas tradicionales de valoración y riesgo ya no son aplicables«, concluye.