La competencia global por el liderazgo tecnológico está cada vez más apretada. Las tecnologías críticas, como la IA, los semiconductores o la computación cuántica están cada vez más a la orden del día por su papel en la seguridad nacional. Pero, ¿cuál es la posición de Europa frente a los gigantes tecnológicos?
Para analizar esta situación, el equipo de analistas de Natixis CIB liderado por Alicia García Herrero, economista jefe para Asia Pacífico en Natixis CIB e investigador principal en Bruegel, ha elaborado el informe ‘Novedades radicales en tecnologías críticas y efectos indirectos: ¿Cuál es la posición de China, EE.UU. y la UE?’, donde compara la situación entre China, Estados Unidos y la Unión Europea en estas tecnologías y sus subcampos.
Según se desprende el análisis, Estados Unidos supera ligeramente a China en Inteligencia Artificial, especialmente en machine learning y en IA Generativa, además de en computación cuántica. Los avances de China y la UE son similares en este sentido. Estados Unidos es ligeramente mejor que China en IA, con un claro dominio en IA generativa, pero China destaca en algunos subcampos importantes, como la tecnología de vehículos aéreos. Además, el país asiático domina la producción de semiconductores, pero no en el de mayor valor añadido, relacionado con el diseño.
En contraste, Europa se lleva la peor parte: no produce suficientes patentes críticas en estas tecnologías y es más lenta en la reproducción de patentes que EE.UU. y China. En este sentido, corre el riesgo de quedarse rezagada tanto en la generación (con apenas 804 innovaciones frente a las casi 3000 de las potencias tecnológicas, en datos de 2023) como en la adopción de tecnologías críticas.
En promedio, la UE tarda significativamente más en adoptar patentes procedentes del exterior, y su propia innovación se difunde internamente con gran lentitud, revelando una fragmentación del mercado único y las debilidades estructurales en su ecosistema de I+D. Por su parte, EE.UU. y China tienden a reproducir con relativa rapidez las patentes novedosas europeas. Las novedades radicales también se reproducen rápidamente entre China y EE.UU., lo que resulta sorprendente dados los controles estadounidenses sobre las exportaciones de tecnologías críticas a China.



