Los primeros seis meses de 2025 han sido muy intensos, también para la renta fija. Aunque el espectáculo de los aranceles de Trump fue indiscutiblemente el evento principal en este tiempo, las presiones sobre el presidente de la Fed, la aprobación de la nueva ley fiscal en EE.UU. -la llamada One Big Beautiful Bill Acto-, las tensiones geopolíticas, la volatilidad del mercado de bonos del Tesoro estadounidense y la política monetaria de los principales bancos centrales han sido más relevante para los inversores en renta fija que el ruido mediático de la guerra comercial.
Desde M&G consideran que, después del Día de la Liberación, el mercado de bonos corporativos mostró una importante debilidad, con un ensanchamiento significativo y rápido de los diferenciales. “Sin embargo, tras desarrollos más positivos en la saga de la guerra comercial, los diferenciales regresaron a su nivel anterior, completando un recorrido de ida y vuelta”, señalan.
En su opinión, dado el nivel actual tan ajustado de los mercados de crédito, parece que el mercado está asignando un riesgo económico prácticamente nulo al repliegue de la administración estadounidense respecto a la globalización. “No obstante, somos conscientes de que los niveles actuales de los diferenciales de los bonos corporativos son producto de un soporte técnico en el mercado: tras un largo periodo de rentabilidades relativamente poco atractivas en los mercados de renta fija, la demanda de los inversores ha aumentado significativamente. Esto ha sido impulsado por la confianza en que el carry puede actuar como un colchón frente a una posible revalorización negativa de los tipos de interés o un ensanchamiento de los diferenciales de crédito”, añaden.
Consideraciones globales
Dicho esto, su conclusión es que estamos ante una perspectiva bastante estable. Desde M&G esperan que los próximos meses sean un periodo de espera para ver cómo evoluciona la política y con los diferenciales en niveles históricamente estrechos, consideran importante adoptar una posición defensiva, aumentando la calidad crediticia de las inversiones y manteniendo la paciencia.
“Si los acontecimientos futuros provocan una revalorización del riesgo, una posición defensiva puede ofrecer a los inversores una doble ventaja: proteger el capital cuando los diferenciales se amplíen y contar con liquidez para aprovechar oportunidades atractivas cuando surjan. Mientras tanto, los rendimientos siguen siendo atractivos, a pesar de lo estrecho de los diferenciales. Puede que los diferenciales estén cerca de sus mínimos históricos, pero los rendimientos de los bonos gubernamentales ‘libres de riesgo’ se sitúan en el extremo superior de su rango reciente. Los inversores siguen obteniendo una rentabilidad relativamente atractiva en bonos del Estado y en activos respaldados por activos (ABS) de alta calidad, mientras esperan a que se amplíen los diferenciales del crédito corporativo. Creemos que el coste de oportunidad de no asumir demasiado riesgo crediticio es bajo”, concluyen.
Según la visión de Peter Branner, Chief Investment Officer de Aberdeen Investments, y Paul Diggle, Chief Economist de Aberdeen Investments, estamos ante la vuelta de los bonos, tras años de desinterés: “Somos moderadamente optimistas con respecto a los bonos gubernamentales y corporativos debido a sus atractivos rendimientos y a las ventajas de diversificación que ofrecen ante la posibilidad de una desaceleración económica”.
Los expertos de Aberdeen Investments consideran que los bancos centrales siguen en modo de flexibilización, y ven probable que la Fed, el Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra recorten aún más los tipos de interés. “Esto respaldará los precios de los bonos, que suben cuando bajan los tipos de interés. Sin embargo, las primas por plazo de los bonos podrían seguir aumentando, impulsado por el riesgo geopolítico, la incertidumbre sobre la inflación y el aumento de los déficits presupuestarios gubernamentales. Por eso los inversores deben ser más selectivos”, concluyen.
De cara al segundo semestre del año, reconocen que a la gestora les gustan los bonos corporativos de alta calidad, el extremo más corto de las curvas de rendimiento de los bonos y la deuda soberana de países en los que es probable que los bancos centrales apliquen los mayores recortes de tipos, como los bonos británicos.
Por su parte, Eurizon considera que los bonos soberanos, especialmente en Europa, siguen siendo atractivos, con cupones por encima de la inflación y ofreciendo protección ante una posible desaceleración económica inesperada. La firma mantiene una perspectiva positiva sobre la deuda de los países periféricos de la Eurozona y observa que los diferenciales del crédito corporativo se han estabilizado, con una mejora en el sentimiento hacia los bonos high yield tanto en EE.UU. como en Europa.
El protagonismo de EE.UU.
En renta fija norteamericana, el protagonismo se centra en lo que haga la Fed. En este sentido, las opiniones son diversas. Por ejemplo, Sonal Desai, CIO de renta fija de Franklin Templeton, no ve necesarias nuevas bajadas de tipos, aunque admite que podría haber un recorte adicional de 25 puntos básicos. “Con un crecimiento resiliente y grandes déficits fiscales presionando los tipos largos, espero que el rendimiento del Treasury a 10 años se sitúe entre el 4,5% y el 5% a final de año”, apunta.
En cambio, Andrew Wells, codirector de Inversiones de Fidelity International, recuerda que el mercado descuenta actualmente dos recortes de tipos de 25 puntos básicos de aquí a finales de año, pero reconoce podría rebajar a uno nada más si, como parece, las lecturas de inflación aumentarán como consecuencia de la promulgación de los presupuestos con recortes de impuestos y aumentos del gasto que se aprobaron a comienzos de julio. “Incorporar algo de cobertura frente a la inflación podría ofrecer a los inversores protección en caso de repunte de los precios”, señala como idea.
En este contexto, la gestora reconoce que están largos en duración mientras el mercado se centra en la oferta de petróleo y la fecha tope para la entrada en vigor de los aranceles en agosto. “Pensamos que los precios del petróleo podrían relajarse y los comentarios de corte expansivo de la Fed dan apoyo a los tipos. Adoptamos una postura neutral en bonos high yield de EE.UU. en un contexto de dinámicas estacionales positivas en los factores, incluido el carry trade”, afirma Wells.
Europa, la otra cara
En contraste, en opinión de Sam Vereecke, CIO de renta fija en DPAM, las perspectivas para la renta fija en Europa divergen notablemente. “El panorama macroeconómico es claramente más débil. Además, la inflación se ha normalizado en gran medida en todo el continente y se espera que caiga por debajo del objetivo del 2% del BCE, sin grandes probabilidades de un repunte en el corto plazo. Hay varias fuerzas deflacionarias en juego: un euro fuerte, una demanda interna contenida y un aumento de las importaciones de bienes de bajo coste, especialmente desde China”, explican.
El CIO no olvida que países como Alemania finalmente están incrementando sus inversiones en infraestructuras y defensa, y que estos esfuerzos están en una fase inicial y tardarán años en tener un impacto material en el crecimiento. En su opinión, el continente sigue operando por debajo de su potencial, lo que refuerza la perspectiva desinflacionaria a corto y medio plazo.
“En este contexto, esperamos que el BCE adopte una postura más acomodaticia. Vemos margen para al menos una bajada adicional de tipos de interés y consideramos que el mercado está valorando de forma incorrecta posibles futuras subidas. Por ello, mantenemos una visión positiva sobre la duración en Europa a lo largo de toda la curva de rendimientos”, añade Vereecke.
En cuanto al crédito, señala que ha habido una fuerte emisión en lo que va de año, con una absorción eficiente de la nueva oferta. “Los diferenciales siguen ajustados, aunque se ampliaron brevemente durante la reciente volatilidad provocada por los anuncios comerciales. Desde entonces, los spreads se han recuperado y actualmente se sitúan cerca de los niveles de comienzos de año. Esto ofrece una rentabilidad razonable frente a la deuda soberana, aunque es poco probable que los diferenciales se compriman mucho más”, argumenta.
Con esta visión y a falta de un catalizador claro que mueva los spreads en una u otra dirección, mantienen su postura neutral en cuanto a posicionamiento en crédito. “Aunque las valoraciones actuales no apuntan a una oportunidad inmediata de rentabilidad superior, tampoco indican un riesgo significativo de ampliación. Esta visión se aplica tanto al crédito con grado de inversión como al de alto rendimiento, que siguen ofreciendo ingresos estables sin necesidad de grandes movimientos en los precios”, concluye el CIO de renta fija en DPAM.
Deuda de mercados emergente
Desde Aberdeen Investments ponen el foco en los mercados emergentes e identifican la deuda como un activo atractivo para los inversores ante el contexto actual. Esperan que, dentro de esta región, el crecimiento económico chino siga ralentizándose y que la inflación se mantenga baja en los próximos años, ya que los obstáculos arancelarios se suman a los retos existentes del desapalancamiento inmobiliario en curso y la escasa confianza de los consumidores. Sin embargo, reconocen que es probable que la política monetaria y fiscal siga siendo acomodaticia.
“En este contexto, tenemos un punto de vista favorable con la deuda emergente. La posibilidad de que los bancos centrales de los mercados emergentes sigan recortando los tipos de interés, incluso por encima de los precios actuales del mercado, y la tendencia estructural a la baja del dólar favorecen la rentabilidad. El carry en deuda de mercados emergentes también nos parece atractivo”, señalan.
Según el análisis de Guillaume Tresca, estratega sénior de mercados emergentes de Generali AM, parte de Generali Investments, a pesar de un comienzo de año turbulento, la renta fija emergente ha tenido un buen comportamiento, con un aumento del 1,6% de la deuda externa y del 3,3% de la deuda local en lo que va de año.
“Esta evolución ha superado la del crédito estadounidense. Tras años de rentabilidades decepcionantes, el buen comportamiento de la deuda local de los mercados emergentes ha sido una sorpresa positiva, a pesar de que el entorno de subidas arancelarias se consideró inicialmente poco favorable. De hecho, la deuda local tuvo un mal comportamiento en 2018 en medio de la primera guerra comercial. Aunque inicialmente favorecíamos la deuda externa frente a la deuda local, ahora somos neutrales”, reconoce Tresca.