Estados Unidos y China han acordado reducir de manera temporal un 115% los aranceles recíprocos, con lo que las importaciones chinas pasarán a pagar un arancel del 30%, mientras que las los productos estadounidenses pagarán un derecho de aduana del 10%, según anunció este lunes el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent. Las primeras impresiones de las gestoras Vontobel, Banca March, Jupiter AM, Columbia Threadneedle Investments, Ostrum AM (Natixis IM) y Fidelity International.
El acuerdo redujo los niveles arancelarios más de lo previsto por Wall Street y se produjo tras tan solo dos días de negociaciones. Los futuros de las acciones estadounidenses, que cotizaban al alza antes del anuncio, se dispararon. Esto puso al S&P 500 en camino a abrir por encima de su nivel del 2 de abril, cuando los aranceles del «Día de la Liberación» de Trump desplomaron los mercados. Por otra parte, los contratos vinculados al Nasdaq-100, con una fuerte presencia tecnológica, subieron más del 3,5%. El dólar se disparó y los rendimientos de los bonos subieron. Las acciones de empresas afectadas por la guerra comercial, como Amazon, Apple y Tesla, subieron en las operaciones previas a la apertura del mercado.
La reducción de aranceles, que venía escalando hasta niveles astronómicos, estará inicialmente en vigor durante noventa días. Ambas partes continúan negociando una desescalada definitiva.
El representante de China para estas conversaciones será He Lifeng, viceprimer ministro del Consejo de Estado, y los representantes de Estados Unidos serán Scott Bessent, secretario del Tesoro, y Jamieson Greer, secretario de Comercio. Estas conversaciones podrán celebrarse alternativamente en China y Estados Unidos, o en un tercer país, previo acuerdo de las partes. Según sea necesario, ambas partes podrán celebrar consultas de trabajo sobre cuestiones económicas y comerciales pertinentes.
Este domingo, Bessent había calificado como “productivas” las reuniones de dos días que se sucedieron entre altos funcionarios de su país y de China en el fin de semana en Ginebra, Suiza. Ambos países consiguieron un “progreso sustancial” en sus primeras conversaciones, según señaló ese día el secretario del Tesoro a la prensa. Los países se sentaron a negociar en medio de una nueva edición de la guerra comercial entre las dos potencias mundiales, con escaladas progresivas de aranceles recíprocos.
En una breve comparecencia que dio junto al representante de Comercio, Jamieson Greer, en la que no se admitieron preguntas, los dos funcionarios de Trump elogiaron este domingo la «diligencia» con la que trabajaron los negociadores chinos durante el fin de semana.
Ambas partes acordaron establecer un mecanismo de consulta comercial entre China y Estados Unidos. El secretario del Tesoro enfatizó que las conversaciones se desarrollaron con un evidente espíritu de «cooperación, intereses compartidos y respeto mutuo». “Es importante entender cuán rápidamente pudimos llegar a un acuerdo, lo que refleja que quizás las diferencias no eran tan grandes como se pensaba”, dijo Greer. Pero también enfatizó que una de las prioridades de Trump es cerrar el déficit comercial de Estados Unidos con China, que alcanzó un récord de 263.000 millones de dólares el año pasado.
“Estamos seguros de que el acuerdo que alcanzamos con nuestros socios chinos nos ayudará a resolver y trabajar hacia la resolución de esa emergencia nacional”, añadió Greer. Las primeras reacciones del mercado a la noticia fueron positivas, con los futuros de Wall Street y el dólar al alza.
Primeras lecturas del acuerdo
Para Jean-Louis Nakamura, director de Conviction Equities (boutique de Vontobel), la reacción de los mercados ya ha puesto de manifiesto que este periodo de pausa y enfriamiento contribuirá a prolongar el repunte iniciado a mediados de abril. «Este movimiento se apoya sobre todo en la sensación de que el punto álgido de las incertidumbres comerciales ha quedado atrás. Ahora bien, la realidad es que los mercados han revertido la totalidad de la corrección experimentada en los 10 últimos días de abril. Al mismo tiempo, los aranceles siguen siendo significativamente más altos que antes. Además, no tenemos por ahora una visión clara de la magnitud del daño provocado a la economía mundial (en particular en Estados Unidos y China)», afirmó Nakamura.
Según su análisis, en los dos próximos meses, varios datos duros confirmarán si el desplome de algunos de los componentes más avanzados de las encuestas recientes fue exagerado. «Podríamos asistir a un tira y afloja entre los preanuncios de acuerdos más sostenibles y globales, más cercanos a la situación inicial de partida, y los datos duros que sugieren un rápido deterioro de la demanda interna en EE. UU. y de la dinámica de las exportaciones en China. Si estos últimos llegan primero, los mercados deberían experimentar otro gran episodio de volatilidad», añadió el director de Conviction Equities.
Según los analistas de Banca March, a la espera de conocer mayores detalles, esto supone que si EE.UU. mantenía un arancel promedio a las importaciones del 24%, tras el espectacular acuerdo la tarifa se reduciría a niveles incluso inferiores al 18% prometido en campaña. «Debido al rol que juega China dentro de las importaciones estadounidenses, consideramos que se trata de un primer avance significativo en la relación entre ambas potencias. En concreto, el 13% del total de productos importados en EE.UU. provienen de China mientras que, en términos de déficit comercial, el gigante asiático es responsable de un 25% del total. Por el lado de la economía, en Estados Unidos, iniciamos una semana cargada de publicaciones macroeconómicas relacionadas con la inflación y el consumo, lo que nos permitirá continuar analizando el impacto inmediato generado por el Liberation Day», apuntaron.
El dólar alcanzó su nivel más alto en casi un mes. “Esta noticia se ha producido poco después de que el Reino Unido y EE. UU. llegaran a un acuerdo comercial la semana pasada que, a pesar de su alcance limitado, consiguió impulsar los activos de riesgo y el dólar”, evaluó Ebury, la fintech global especializada en pagos internacionales e intercambio de divisas.
La firma espera que esta semana la atención se desplace de las negociaciones comerciales a los datos macroeconómicos.
«Mientras que existía expectación sobre posibles avances en materia de aranceles, la sustancial reducción pactada en este sentido entre ambos países, aunque sea por un periodo inicial de 90 días, ha sorprendido enormemente«, comentó Anthony Willis, Senior Economist de Columbia Threadneedle Investments. Según su punto de vista, el daño económico de los aranceles «sólo debería ser superficial». La gestora anticipa una mayor recuperación del apetito por el riesgo a medida que los participantes en el mercado evalúen la posibilidad de nuevos acuerdos comerciales con otros países en las próximas semanas.
Los retos arancelarios de China
En opinión de Jason Pidcock y Sam Konrad, gestores del fondo Jupiter Asia Pacific de Jupiter AM, es difícil predecir lo que sucederá a continuación. «Parece que nos encaminamos hacia un desacoplamiento entre EE.UU. y China, lo que, en nuestra opinión, podría beneficiar a otros mercados asiáticos, ya que la capacidad manufacturera y el comercio se desplazarían a su favor. Cabe señalar que el desacoplamiento no comenzó con los aranceles de Trump. Por ejemplo, la administración Biden detuvo la exportación de equipos de producción de semiconductores de alta gama a China desde EE. UU., los Países Bajos y Japón», explicaron.
Según su análisis, Japón, Vietnam y Corea del Sur han expresado su disposición a negociar con EE. UU. sobre los aranceles. «Creemos que es posible que la administración Trump firme acuerdos comerciales con un número significativo de países en los próximos tres meses y que los niveles arancelarios hayan alcanzado más o menos su punto máximo y puedan reducirse, es decir, menos del 10% en algunos casos. Es posible que China se vea obligada a reducir los precios y a vender coches eléctricos, acero y otros productos manufacturados con precios de dumping en el extranjero para mantener sus fábricas en funcionamiento y sostener su economía», añadieron.
A la hora de valorar qué suponen los avances logrados entre China y EE.UU., Stuart Rumble, responsable de Inversiones para Asia Pacífico en Fidelity International, destacó que es un respiro a corto plazo y una señal alentadora para los mercados y debería ayudar a restaurar algo de confianza. Sin embargo, advirtió que aunque los recortes son significativos, también son temporales. Pero por ahora, el sentimiento puede importar más que la sustancia para la confianza del mercado y el apoyo político interno, más que el contenido de cualquier acuerdo sustantivo.
«Aunque las reducciones son temporales, representan un cambio notable en la carga arancelaria efectiva general. El alto régimen arancelario entre EE.UU. y China ya ha causado una gran interrupción, reduciendo el comercio bilateral entre las dos economías más grandes del mundo y aumentando el riesgo de una desaceleración global más amplia. Aunque ninguna de las dos economías se encuentra actualmente cerca de un punto de ruptura, una reducción significativa en los aranceles generales ayuda a mitigar ese riesgo. Es probable que la administración estadounidense continúe apoyando la demanda a través de alivios fiscales extendidos y otras medidas fiscales destinadas a apoyar el gasto de los hogares. China, habiendo pasado años preparándose para posibles tensiones comerciales al reducir la dependencia de las exportaciones estadounidenses, también mantiene la capacidad de expandir el estímulo interno. Estos desarrollos, junto con barreras comerciales más bajas, deberían ser favorables tanto para los mercados de acciones como de crédito», explicó Rumble.
Philippe Waechter, economista jefe en Ostrum AM, afiliada de Natixis IM, fue muy gráfico con su comentario, y enfatizó que este acuerdo transitorio supone una pausa, pero no el fin de las tensiones entre ambos países: «chinos y estadounidenses han enterrado parcialmente el hacha de guerra de los aranceles. Buenas noticias y tanto mejor si podemos evitar un incendio que sería perjudicial para todos».
«El 30% no es una tasa inocua para el consumidor estadounidense y para las empresas. Por supuesto, es bastante menos que la tasa del 145% que era lunar y validaba un alto riesgo de recesión, pero sigue siendo elevada. Esto tendrá un impacto sobre la inflación y la dinámica de la actividad, incluso si ahora elimina el riesgo de recesión», evaluó. Y dijo además que no está resuelta competencia tecnológica de China.