Los primeros meses de este año 2025 han sido altamente volátiles y turbulentos para los mercados del mundo en general; sin embargo, en México hay señales que permiten asegurar que el destino se ha apartado de la tendencia global.
De acuerdo con cifras y análisis de Franklin Templeton, un balance de los principales vehículos de inversión en México reflejan el desempeño que tiene en estos momentos el mercado local: por ejemplo, los Cetes ya acumulan un rendimiento nominal de 4% en lo que va del año; los Bonos y Udibonos mexicanos tienen por su parte el mejor inicio de año en mucho tiempo; mientras que las Fibras y acciones mexicanas, que fueron severamente castigadas en 2024, hoy ocupan el segundo y tercer lugar en desempeño dentro de los mercados locales.
Adicionalmente, considerando que el dólar se ha depreciado alrededor de 6% al cierre de abril, se incrementa el atractivo de las acciones mexicanas para los inversionistas extranjeros.
El peso se ha mantenido relativamente estable pese a las presiones del exterior, especialmente relacionadas con la política comercial de su poderoso vecino, Estados Unidos, nación de la que además es el primer socio comercial, pero que no ha sido factor para que no se le impongan aranceles.
Este panorama de rendimientos atractivos en el mercado mexicano se presenta incluso a pesar de las expectativas de recesión que existen para la economía del país, y de la evidente desaceleración que ya se observa.
Un factor ha sido determinante, el control de la inflación en México, que ha mandado señales de relativa estabilidad para la economía del país. El control de la inflación ha favorecido de manera especial a los instrumentos de deuda.
Franklin Templeton señala en su análisis que en este contexto, las inversiones en activos conservadores como los bonos, pueden mantenerse como una decisión inteligente de inversión para quienes priorizan rendimientos consistentes con bajo riesgo, ajustados al horizonte de inversión que cada uno de los gestores requiera.
Algunos otros factores como el abultado déficit fiscal que el país reportó el año pasado, de alrededor de 5,9% del PIB, el mayor en más de tres décadas, aparentemente muestra signos de estar bajo control y en proceso de consolidación, es decir de reducción, no han incidido en el ánimo de los inversores sino por el contrario.
Incluso también el proceso de desaceleración económica, ya señalado líneas arriba, es un factor que por ahora preocupa poco a los inversionistas considerando que existen a nivel geopolítico factores de mucho mayor peso que hacen a los inversionistas considerar la opción de inversión de México como atractiva y sobre todo de bajo riesgo respecto a otras.