Desde hace ya unas décadas, la pirámide de población española parece que se ha apuntado a la vida saludable, dieta mediterránea y práctica regular de deporte. Un ejercicio que muchos de nosotros intentamos seguir para estar en forma y tener mejor aspecto, pero que pocos conseguimos. Vean su aspecto y las previsiones que le auguran:
Sólo hace falta observar la silueta que se le está quedando año tras año. Muchos de nosotros estaríamos encantados de conocer esa dieta milagrosa e incluso nos apuntaríamos al gimnasio al que frecuenta. Pero la realidad es muy distinta a lo que a simple vista podamos observar y, en este caso, como ocurre con la gran mayoría de les personas, lo importante está en el interior.
Dejando de lado el símil, vemos que una pirámide tan esbelta sólo se consigue con menos nacimientos y con una población cada vez más envejecida. Estos ingredientes son muy perjudiciales para la sostenibilidad de nuestro Sistema de Pensiones de la Seguridad Social.
Por tanto, no es oro todo lo que reluce y, aunque nos parezca una bonita silueta, la verdad es que esta estructura demográfica es la peor para mantener las pensiones públicas. La pirámide de población española es un mal paciente, con un diagnóstico claro y que espera el milagro de una vacuna milagrosa que permita recuperar una estructura en la que la base inferior sea bastante más ancha que la superior, es decir, en la que haya más personas en edad de trabajar y cotizando que en edad de jubilación.
Haciendo caso a los médicos, les puedo anunciar algunos de sus diagnósticos: La OCDE critica que las pensiones españolas son mucho más altas que la media. Los españoles cobran de pensión el equivalente al 82% de su último salario, frente al 63% en la OCDE. Pronostican, que esa tasa de sustitución tan solo llegará al 46%. Por otra parte, según la ONU, en 2050 España será el segundo país más viejo, habrá 76 mayores de 65 años por cada 100 personas de 20 años.
Ante tales diagnósticos, unos y otros gobiernos se plantean diferentes experimentos para paliar el problema que se avecina. Algunos retrasan –aún más– la edad de jubilación. Otros se preguntan cómo incorporar la variable “esperanza de vida” para calcular la pensión. Y mientras, sobre la mesa, algunos colectivos piden tener en cuenta toda la vida laboral del trabajador para calcular su pensión.
Todos los experimentos para hacer que el sistema sea sostenible otra vez pasan por reducir las pensiones de los futuros jubilados, y por ello se habla de una “generación de viejos pobres”. Este es un problema estructural que nadie es capaz de empezar a solucionar, y que cuando se convierta en epidemia ya será demasiado tarde.
Si no nos preocupamos nosotros por nuestro futuro, nadie lo hará
Dicho esto, quizá sea el momento de no seguir utilizando las pensiones para el debate político, que se informe a la población sobre la estimación de cuál será su pensión y que se apliquen políticas fiscales para fomentar un ahorro privado tan necesario para nuestro futuro. Lo que se suele llamar coger el “toro por los cuernos”.
Un ahorro privado no es hablar sólo de planes de pensiones, sino que existen muchos productos financieros que bien gestionados son la solución para nuestro ahorro futuro y para poder disfrutar de una jubilación que al paso que vamos no sé cuándo llegará. El mensaje final es que empiecen a ahorrar cuanto antes, dejen trabajar con calma al interés compuesto, busquen una mano amiga que les gestione bien sus ahorros y no se dejen convencer con campañas comerciales con bonificaciones milagrosas que, en muchos casos, les hacen convertirse en clientes-rehenes de algunas entidades.
Dicho de otro modo, no se juegue su jubilación a una sola carta.