Hace solo unos pocos años atrás, la gente era bastante escéptica con los coches eléctricos, tanto en lo que se refería a comprarse uno como a invertir en fabricantes o empresas involucradas en la producción de vehículos eléctricos. Sin embargo, teniendo en cuenta que las ventas se han incrementando más de la mitad el último año, situándose en 695.000 unidades y que según las estimaciones de Bloomberg New Energy Finance (BNEF), las ventas deberían crecer aproximadamente un 40% en 2017 hasta alcanzar cerca de un millón de unidades, es probable que las percepciones cambien, por lo que pensamos que es momento de reflexionar sobre algunas cuestiones.
En primer lugar las razones medioambientales. Tras el escándalo de las emisiones de los coches diesel el año pasado, los estándares de emisión están volviéndose más restrictivos a nivel mundial y además las pruebas tendrán que hacerse durante una conducción real y no en condiciones de laboratorio, que son relativamente fáciles de superar (y manipular) para los fabricantes. En Europa, la mayoría de los fabricantes se enfrentarán al reto de alcanzar el límite de 95gCO2/km en 2020/2021 y necesitarán producir niveles moderados de coches eléctricos para alcanzar sus objetivos.
Sin embargo, después de 2020 será muy complicado cumplir con los objetivos sin que exista una contribución significativa por parte de los vehículos eléctricos. Por todo ello, BNEF ha concluido entre el 10 y el 17% de las ventas de vehículos de pasajeros tendrían que corresponder a vehículos eléctricos en 2025.
En segundo lugar prestemos atención al hecho de la consolidación de una industria competitiva. El mayor productor de vehículos eléctricos es BYD, una marca china que vendió más de 100.000 unidades en 2016. Sin embargo, si miramos los beneficios Tesla es el líder y además cuenta con el coche individual más vendido, el famoso modelo S. Pero BYD y Tesla no están solos en esta industria. Daimler ha anunciado recientemente que invertirá 10.000 millones de euros en la expansión de su gama de vehículos eléctricos, lo que supondrá que sacará al mercado más de 10 nuevos modelos de vehículos eléctricos para 2022. Tesla podría ganar la partida a sus rivales si logra cumplir su objetivo de conseguir una producción masiva de su nuevo modelo 3 para finales de año.
Con un precio de base de 35.000 dólares, pondría a los coches eléctricos muy cerca del mercado mayoritario. Por otro lado, la existencia de unos materiales mejorados desempeña un papel fundamental. La clave para que los coches eléctricos compitan en términos de coste con los coches de gasolina tradicionales pasa por reducir el coste de su componente más caro: la batería. A comienzos de la década, las baterías costaban unos mil dólares por kWh. En 2016 su precio medio se había reducido a unos 300 dólares. Para competir con los coches tradicionales, los costes han de reducirse a 100 dólares, lo que tendrá lugar a mediados de la década de 2020.
Tras este análisis, la pregunta que cabe plantearse ahora es, ¿qué significa todo esto para los inversores? Ciertos factores como los avances tecnológicos y las iniciativas medioambientales para reducir el uso de recursos han de ser incorporados a la cartera. A día de hoy el sector de vehículos eléctricos es relativamente pequeño, pero está creciendo rápido. Los fabricantes de coches se han mostrado entusiastas de hacer públicos sus planes para convertir la fabricación de vehículos eléctricos en la piedra angular de sus futuros programas de desarrollo, sobre todo aquellos que se han equivocado en los últimos años con las pruebas de emisiones.
El crecimiento en el sector de vehículos eléctricos será cada vez más positivo para los inversores que buscan ampliar sus oportunidades de inversión. En primer lugar, todavía será necesaria una fuente de energía. Y en segundo, aumentará de forma considerable la demanda de una serie de materiales que son necesarios para producir las baterías, como el litio. Desde el punto de vista de los recursos, la cada vez mayor penetración de los coches eléctricos en el mercado del automóvil aumentará la demanda de algunos componentes clave de las baterías eléctricas como son el níquel, cobalto y litio.
Desde la perspectiva de la inversión, pensamos que el litio es el más interesante. Las estimaciones sobre el crecimiento de la demanda dependen de los pronósticos que se manejen sobre el crecimiento de los vehículos eléctricos. Sin embargo, todo apunta a que la demanda de litio alcanzará porcentajes de doble dígito en el futuro cercano, lo que es difícil de que se produzca con otros recursos. Es cierto que las reservas de litio son relativamente abundantes a nivel global, pero encontrar depósitos con las características adecuadas para la extracción y contar el conocimiento necesario para explotar dichos depósitos no es tan común. Hasta ahora la producción ha estado dominada por unas pocas compañías que operan sobre todo en Australia, Chile y Argentina, Sin embargo, hay un importante número de empresas de menor tamaño que esperan sumarse a ellas, como es el caso de Orocobre, que empezó sus operaciones en 2015.
Dicho todo esto, parece que queda claro que existen oportunidades relacionadas con el sector de los vehículos eléctricos, por lo que no estaría de más pensar en ello la próxima vez que nos sentemos en el coche y nos pongamos el cinturón.