La inflación se ha convertido en una de las mayores preocupaciones de los inversores y ahorradores. ¿Hacia dónde va? ¿Cómo puede afectarnos? Según explica José Manuel Marín, CEO de Fortuna Servicios Financieros Premium, la inflación va “hacia arriba y una velocidad galopante”. De hecho, el IPC del mes de junio ha arrojado la cifra del 2,7%, ilustra.
Esta subida es fruto de la crisis sanitaria del COVID-19, que provocó una hibernación de las economías y paralizó tanto el consumo como la producción. “Por la pura ley de oferta y demanda, con la desescalada y el avance hacia la nueva normalidad, los consumidores han demandado compras que los productores no han podido hacer frente provocando roturas de stocks, y ya sabemos que ocurre cuando la demanda es superior a la oferta… subida de precios. A río revuelto ganancia de pescadores, con lo que hasta que no se vuelva a equilibrar esta ecuación, viviremos en un espiral de subida de precios”, advierte Marín, también asesor de Finect.
Sin embargo, el experto defiende que no es una tendencia estructural. “En el momento en que se normalice la situación, todo volverá a su ser. Es pasajera como la lluvia, no hay que alarmarse, aunque sí protegerse de ella; después de la tormenta sale el sol, pero resguárdate para no terminar calado”, aconseja.
Por su parte, Miguel Camiña, cofundador de Micappital y asesor de Finect, insiste en la dificultad de predecir la evolución de la inflación. “Sus movimientos ahora mismo son artificiales provocados por los estímulos de los bancos centrales. El mandato del banco central europeo de situar la inflación en el entorno del 2% de media, implica que tomen decisiones de política económica para intentar llegar a ese entorno”, aclara.
Una amenaza para el ahorrador
Con la inflación se le presentan grandes retos al ahorrador, quien tendrá que luchar porque su dinero no pierda valor. “La inflación es el primer caballo de batalla a batir por un ahorrador/ inversor; y en un país donde hay un billón, con “b”, de euros en cuentas corrientes con rentabilidades paupérrimas, y que representa el 40% del ahorro de los ciudadanos, la inflación es como una termita se come la madera silenciosamente. Sin dejar huella se come el poder adquisitivo de esos capitales que por una falsa sensación de seguridad están en cuentas corrientes o depósitos que en el mejor de los casos dan “amor y cariño” porque rentabilidad escasa o ninguna”, advierte Marín.
A pesar de ello, Camiña apunta que los inversores no deben tener miedo. “La inflación en sí no es mala, implica crecimiento económico, siempre que hablemos de una inflación controlada”, explica. Pero lo que sí que es importante, tal y como señala, es que el ahorrador conozca lo que implica una inflación positiva y qué debe hacer con sus ahorros para que no pierdan poder adquisitivo.
Para evitar que la inflación se coma nuestros ahorros, Camiña sugiere que se canalice hacia la inversión, siempre acorde con nuestro perfil de riesgo. “El gran perjudicado de la inflación es el ahorrador muy conservador, que no tiene capacidad para asumir riesgo con sus ahorros, por lo tanto, pierden valor con el paso del tiempo por culpa de la inflación. La mejor forma de preparar a un ahorrador para que se convierta en inversor es a través de una buena construcción de carteras a medida de cada cliente y apoyándose totalmente en la diversificación, de esta forma el inversor estará buscando rentabilidad, pero con una inversión controlada y protegida”, apunta.
Protección frente a la inversión
Por su parte, David Souccar, gestor de Vontobel AM, señala que la calidad puede ayudar a proteger contra la inflación. Según explica, en un escenario de alta inflación, como mínimo, los inversores deberían considerar empresas que puedan protegerse contra ella. “Es incluso mejor si puede invertir en empresas que realmente pueden prosperar bajo la inflación, como las que tienen una o más de las siguientes características: un producto/servicio único en el que los clientes confían o no pueden cambiar a una versión más barata, ingresos vinculados a la inflación, y escala y liderazgo en el mercado para influir en los precios. Con inflación o sin ella, esas son las empresas en las que creemos que los inversores deberían centrarse”, aconseja.
Desde Nuvix Consulting, consideran que el panorama actual aumenta la incertidumbre en la sociedad. “En ese caso, una reacción natural es buscar valores refugio como el oro o los bonos de EE. UU. y Alemania para proteger los ahorros frente a posibles pérdidas de valor adquisitivo o, incluso, aumentar sus cotizaciones”, explican.
El oro siempre ha sido una buena opción para diversificar la cartera de inversiones y aportar estabilidad por su escasez, liquidez y moderada volatilidad, pero ¿y las criptomonedas, tan de moda en los últimos años? “Las criptomonedas no son un buen valor refugio en tiempos de incertidumbre. Probablemente, añaden más volatilidad y su valor es más un activo especulativo que de refugio”, advierten.
Por su lado, Marín invita a hacer una buena planificación, dejando en la cuenta del día a día 3 meses de gastos corrientes, otros 3 meses en una cuenta remunerada que se acerque todo lo que pueda a una rentabilidad del 2-3%, y el resto invertirlo a medio plazo aprovechando “el buen momento bursátil que estamos viviendo y que durará como mínimo 18 meses, sobreponderando los mercados europeos y las commodies como el oro”, aconseja.
Dado que la tasa media de inflación anual oscila dependiendo de la serie histórica entre un 2% y 3%, lo que necesita un ahorrador/ inversor es un producto de inversión que de forma sostenida en el tiempo bata ese benchmark, explica Marín. “Adicionalmente, si la opción de inversión tiene una fiscalidad ventajosa para tener un plus adicional de rentabilidad, como los pias o los sialp, mejor que mejor; y si ya se ve afectado por el efecto del interés compuesto lo borda”, anima.
Camiña recuerda que a la inversión se le debe exigir, como mínimo, buscar una rentabilidad a largo plazo que iguale a la inflación, es decir, en el peor de los casos que el dinero mantenga su poder adquisitivo. “La mejor forma de estar protegido es tener en cartera activos que no estén correlacionados entre sí, y que tengan una buena diversificación”, aconseja.