El gobierno de Giuseppe Conte echa a andar en Italia con pies de plomo compuesto por ministros de la Liga Norte y el Movimiento Cinco Estrellas (M5E) en una alianza política sin precedentes. A Andrea Delitala, gestor del fondo Pictet Multi Asset Global Opportunitites, lo que más le preocupa son las implicaciones a largo plazo ya que cree que “se puede llegar a perder una buena oportunidad en Europa, pues Italia puede ser una excusa para retrasar la integración europea, que requiere como mínimo completar la unión bancaria de cara a la próxima crisis financiera”, afirma en una entrevista con Funds Society.
En opinión de Delitala, el diferencial de crédito de la deuda italiana respecto a la alemana, “en el entorno de 1,8% puede ser razonable de momento, aunque la mínima posibilidad de salida del euro o impago de deuda implicaría una prima mucho mayor”
De momento el nuevo gobierno se presentará en la cumbre de la Unión Europea de junio y Delitala confía en que “una vez en el poder sean más razonables”. “Cuando se discutan los aspectos económicos este otoño habrá inestabilidad interna o externa y en ambos casos el principal perdedor será la deuda italiana”, sostiene este experto, que sitúa la caducidad de este gobierno en el plazo de un año. “Italia tiene un problema de deuda interna y habrá que encontrar el equilibrio entre cumplir o no la normativa europea, con tensiones entre ambos partidos sobre prioridades”, añade.
Reserva Federal, más tolerante respecto a inflación
El mercado descuenta que la Fed subirá los tipos de interés hasta el 3,3%, pero la llegada del previsible próximo presidente, John Williams, puede modificar esa perspectiva. “Hay que tener en cuenta que la tasa de interés neutral (el nivel en el que los tipos de interés no son estimulantes ni restrictivos para la actividad económica) se sitúa actualmente en el 2,5% (0,5% real, es decir sin 2% de inflación prevista), de manera que al ritmo actual de subidas a comienzos de 2019 se habrá alcanzado dicha tasa neutral”, explica Delitala.
El gestor espera, por lo tanto, que la Reserva Federal cambie su comunicación en los próximos doce meses para indicar que aceptará un mayor nivel de inflación. “Se trata de una revolución que no espero que se produzca pronto, pero probablemente se empiece a notar en los próximos meses”. Ello puede conducir a un mayor empinamiento de la curva de rentabilidades a vencimiento de la deuda de EE.UU., lo que puede ser relativamente perjudicial para los vencimientos de medio y largo plazo, pero bueno para la deuda ligada a la inflación y para el mercado de renta variable.
En la zona Euro, Delitala se muestra negativo en crédito como consecuencia de los ajustados diferenciales respecto a la volatilidad esperada. «No estamos en crédito y vamos a ser tácticos con la duración -exposición a variaciones de tipos de interés- a través de deuda soberana. Sólo en caso que los diferenciales de crédito aumentaran mucho podríamos contemplar esa inversión» Eso si, cree que, en deuda de alta rentabilidad (High Yield) ha llegado a darse una ventana de oportunidad en EE.UU., donde hubo mucho mucha salida de inversiones, sobre todo del sector de energía, pero en Europa no ven tantas oportunidades. «Hasta hace un par de meses veíamos alguna oportunidad en emergentes, pero un entorno de fortaleza del dólar y aumento de tipos de interés en EE.UU. no resulta favorable para esta clase de activos», afirma.
Buscando la combinación rentabilidad/riesgo más parecida a los bonos
En su estategia, Delitala trata de reproducir una combinación de rentabilidad y riesgo que se aproxime lo más posible a lo que los bonos proporcionaban en el pasado. «Actualmente los bonos proporcionan baja rentabilidad o incluso negativa y tratamos de satisfacer la necesidad de mayor rentabilidad sin forzar demasiado al inversor fuera de su perfil de tolerancia al riesgo», explica. En este sentido, cree que la opción fácil es aumentar el peso de la renta variable, «pero ello implica aceptar demasiado riesgo, por lo que tratamos de proporcionarle una rentabilidad relativamente estable a medio plazo».
Como inversores top-down, su visión macroeconómica y política es el punto de partida para, a partir de ahí, adaptarse a cualquier escenario. «Tratamos de ver lo que ya está descontado en el mercado y somos contrarios, conscientes de los riesgos de volatilidad y cambios en correlaciones entre activos. No empleemos algoritmos, ni hacemos inversión pasiva -que es simétricamente vulnerable a cualquier factor-. Así, en su cartera mantienen un peso del 30% en acciones de cualquier parte del mundo y un 70% de deuda europea, con mucha flexibilidad en la composición y distribución de activos, en gran parte basada en el análisis macroeconómico.